ROMA, 13 junio 2002 (ZENIT.org-Avvenire).- «¿Quién es el padre Pío?». El padre Georges Cottier, conocido comúnmente como el «teólogo del Papa», responde: «El prototipo del verdadero hijo de san Francisco».
Dominico, teólogo de la Casa Pontificia, el padre Cottier conoce de cerca la figura del fraile, así como la de los innumerables santos y beatos que Juan Pablo II ha llevado a los altares.
--¿Por qué proponer a la Iglesia y al mundo una figura como la del padre Pío?
--Padre Cottier: Porque ha sabido vivir dos virtudes decisivas como la humildad y la pobreza, y porque ha vuelto a proponer con una eficacia completamente singular la importancia de los sacramentos de la eucaristía y de la confesión: vivir según las bienaventuranzas, buscar la salvación en la vida eucarística, contar con la misericordia de Dios. Este es su secreto. El padre Pío, como otras figuras de santos contemporáneos (pienso en Santa Teresa del Niño Jesús), es una gracia que Dios ha dado a la Iglesia de hoy, también porque es un santo que toca el corazón de todos los hombres. Pocos tienen este carisma.
--Hay quien dice que el padre Pío es una figura sólo para «almas sencillas». ¿Usted qué piensa?
--Padre Cottier: Su amor por la confesión nos lleva a mirar el rostro misericordioso de Dios: es un mensaje que supera toda objeción ideológica y nos invita a esperar también frente a la continua manifestación de las miserias humanas. Si la última palabra sobre el mundo y sobre cada uno de nosotros es una palabra de misericordia, entonces podemos tener motivos de esperanza; si no, prevalece la amargura, el desánimo. Esto nos dice el padre Pío: es un mensaje que se dirige a todos.
--Su popularidad, ¿es una ventaja o un problema?
--Padre Cottier: El diablo ha prestado siempre mucha atención a los grandes dones de Dios a la Iglesia. La devoción desviada, así como la indiferencia, es su victoria preferida. Creo sin embargo que todo lo folclórico que se mueve en torno al padre Pío hay que mirarlo con atención: porque es también una expresión espontánea de fe y por esto hay que respetarla y también protegerla de formas excesivas y ambiguas. Quien ha conocido al nuevo santo sabe que en primer lugar él era muy severo con todo esto.
--Millones de cristianos se dirigen al padre Pío para pedir gracias. ¿No se acaba utilizándole?
--Padre Cottier: La Iglesia ha rezado siempre a los santos para obtener favores especiales del cielo. Es justo seguir haciéndolo sin pensar sin embargo en una automaticidad. Sabemos que la oración de un santo ante Dios es mucho más eficaz que la nuestra. Sobre todo, la Iglesia enseña que cuando se canoniza a un santo, Dios quiere manifestar la gracia por su mediación. Y por lo tanto es bueno «aprovechar» este momento en el que la Iglesia se compromete con un pronunciamiento infalible del Papa, indicándonos una vía segura. La cultura tecnocrática tiende a olvidar el poder de la oración: en parte por esto el padre Pío es extraordinariamente actual.
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Jun 13, 2002 00:00