OTTAWA, 19 julio 2002 (ZENIT.org–Avvenire).- La Jornada Mundial de la Juventud ha llegado en una fase decisiva para la Iglesia en Canadá, afirma el secretario de la Conferencia Episcopal de Canadá.
Monseñor Peter Schonenbach reconoce que esperaban una mayor participación de jóvenes canadienses y de otros países, un fenómeno debido a muchos factores.
«Para los jóvenes canadienses el obstáculo mayor es el trabajo veraniego, muy difundido –explica–. Por esto hemos hecho un llamamiento a las empresas para que dejen libres a los jóvenes por unos días».
«Pero sobre todo el 11 de septiembre ha trastocado los planes de los obispos de Estados Unidos, que nos hablaban de 200.000 peregrinos. En cambio por ahora son unos 50.000…», añade el sacerdote.
«Y a otros –añade monseñor Schonenbach– los ha retenido en México la canonización de Juan Diego. En todo caso, para la vigilia con el Papa [entre el sábado 27 y el domingo 28] llegarán muchos jóvenes, estamos seguros».
La Jornada llega en una fase de dinamismo en la Iglesia de Canadá: «Hay áreas fuertes y otras que deben renovarse profundamente», explica.
«Es muy interesante lo que está sucediendo en Toronto y en Vancouver, en la costa del Pacífico, por efecto de los inmigrantes católicos que infunden nuevas energías –revela–. Un diario de Ottawa ha realizado recientemente una encuesta en la que, entre otras cosas, preguntaba: ¿Qué valores considera que identifican a Canadá? La mayoría ha respondido: los valores cristianos».
¿Cuáles son los puntos de mayor debilidad? «La situación de Quebec es un caso aparte, más tradicionalista, debido en parte a su historia de reacción a la Revolución Francesa y al jansenismo. Era una Iglesia muy “encuadrada” y la secularización le ha dado una fuerte sacudida».
Por lo que se refiere a la situación social, el prelado de honor de Su Santidad considera que «el país marcha bien. Pero junto a la naturaleza frondosa, a los turistas, está también el Canadá de los pobres y de los desesperados».
«La Iglesia católica sigue recordando incesantemente al Gobierno la atención a los problemas sociales, de los que se tratará también en la JMJ durante tres tardes en Toronto», afirma.
Algunos periódicos han criticado al Papa por mantenerse en su puesto y emprender este viaje a pesar de sus precarias condiciones de salud.
«Quizá ya no es el «manager» del Vaticano –concluye monseñor Schonenbach–, pero su carisma sigue intacto. Aquí entre nosotros logrará descansar. Y viene para ellos, para los jóvenes. Se interesa realmente por ellos en cuanto personas. Y responden».