CIUDAD DE MÉXICO, 22 julio 2002 (ZENIT.org).- Los indígenas mexicanos ven en la canonización de Juan Diego el reconocimiento de su dignidad, demasiadas veces pisoteada, afirmaron peregrinos indígenas este domingo en la Basílica de Guadalupe.
Una comunidad ñahñu veneró la imagen del indígena testigo de las apariciones de Guadalupe al ser colocada en el altar de ese templo con motivo de la proclamación de su santidad que realizará Juan Pablo II este 31 de julio.
Frente a un cuadro con la imagen realizada por el artista Jorge Sánchez Hernández, los pobladores de San Ildefonso, del municipio de Tepeji del Río, Hidalgo, elevaron su oración por las 53 etnias indígenas que existen en México.
En el santuario de la Emperatriz de América, rezaron también por las comunidades indígenas de Centroamérica, los andes sudamericanos, Canadá, Oceanía, Asia, África, Estados Unidos y Europa. También pidieron por los perseguidos y refugiados de todo el mundo.
A primera horas de la mañana, mientras era colocada la imagen de Juan Diego, los indígenas la veneraron con bailes prehispánicos.
Al colocarla la pintura frente a la Virgen de Guadalupe, los indígenas ñahñu le colocaron un petate (esterilla en la que duermen los indígenas) «como símbolo de autoridad» y flores a su alrededor «que representan la verdad».
La mitad de la celebración se pronunció en lenguas indígenas, pues la Virgen de Guadalupe se dirigió a Juan Diego en su propia lengua, el náhuatl.
«Esperamos 471 años para la canonización de Juan Diego, el primer indio mexicano que será coronado», manifestó el representante de dicha comunidad.