TORONTO, 27 julio 2002 (ZENIT.org).- La crisis del matrimonio y la familia sigue haciéndose evidente en algunos países. En Canadá, cerca de 1.2 millones de parejas viven de acuerdo a una ley de parejas de hecho del año 2001, un 20% más que en 1995, informaba el periódico Globe and Mail el 11 de julio. En contraste, el número de parejas casadas ha aumentado sólo el 3%, de 6.2 millones a 6.4, en el mismo periodo.
Las cifras han sido proporcionadas por la Statistics Canada’s General Social Survey, que recoge información sobre enlaces, rupturas matrimoniales y nuevas uniones.
En el 2002, casi el 90% de los hombres y mujeres canadienses, con edades comprendidas entre los 50 y los 69 años, habían comenzado su vida conyugal a través del matrimonio. Pero entre los hombres y mujeres con edades comprendidas entre los 30 y los 39 años, el 40% había elegido una relación de pareja de hecho como su primera unión, según el estudio. Para las mujeres entre 20 y 29 años, se estima que el porcentaje alcanza el 53%.
El matrimonio ha caído de manera más significativa en el tradicionalmente católico Québec. Allí, sólo el 26% de las mujeres entre 30 y 39 años han elegido el matrimonio para comenzar su vida conyugal. Un tercio de las mujeres de Québec se habían unido según la ley de parejas de hecho en el momento de la encuesta, comparada con el 59% de otras provincias.
La situación canadiense, no es una excepción. Las estadísticas en Inglaterra reflejan datos parecidos. El pasado 26 de noviembre, el Telegraph revelaba que las estadísticas gubernamentales muestran que el número de parejas de hecho en Inglaterra y Gales ha superado el millón y medio, con cuatro de cada diez niños nacidos fuera del matrimonio, en comparación con uno de cada diez de los años setenta. Se espera que el número de parejas de hecho se doble en los próximos veinte años.
Irlanda también ha visto grandes cambios en la estructura familiar, observaba el 20 de mayo el Irish Independent. En 1994, uno de cada cuatro niños nacía fuera del matrimonio. Ahora, más de uno de cada tres niños nace de madres solteras y el índice de primeros nacimientos en madres no casadas ha aumentado veinte veces en comparación con el índice de mujeres casadas.
Irish Independent citaba un estudio titulado: “Family Formation in Ireland” de Helen Russell y Tony Fahey que contemplaba los casos de nacimientos fuera del matrimonio y hacía un seguimiento de los mismos durante cinco años. Según el estudio, sólo la mitad de los niños nacidos fuera del matrimonio, entre 1993 y 1997, vivían en una familia con los dos padres en 1997.
Y en Europa continental, están naciendo más niños fuera del matrimonio. La tendencia es más significativa en el norte de Europa, aunque los cambios tienen lugar en todas partes, informaba el 24 de marzo el New York Times.
En Noruega, el 49% de todos los nacimientos en 1999 tuvieron lugar de padres no casados. En Islandia, la cifra era del 62%. Francia estaba en el 41% en 1998, último año en el que las cifras estaban disponibles. En Italia, en comparación, nacen pocos niños de padres no casados, el 9% en 1998. Pero incluso en ese país, las antiguas reglas se están viniendo abajo y muchas parejas viven juntas antes del matrimonio, informaba el Times.
En Estados Unidos, la media de edad al casarse entre los hombres es ahora de 27 años, informaba el Washington Times el 26 de junio. El artículo citaba a los investigadores Barbara Dafoe Whitehead y David Popenoe, del National Marriage Project de la Universidad Rutgers, que acaban de publicar su informe “2002 State of Our Unions”, titulado: “Why Men Won’t Commit: Exploring Young Men’s Attitudes About Sex, Dating and Marriage”. El informe se basa en entrevistas con 60 hombres solteros, de entre 25 y 33 años, que viven en cuatro zonas del país.
Descubrieron que, dado que los varones jóvenes pueden llevar una vida sexual activa como solteros –con frecuencia conviviendo con una amiga–, “no tienen prisa” por casarse.
Solteros que las pasan mal
Y sin embargo, las investigaciones constatan que los hombres tienden a estar mejor cuando se casan. Un estudio desarrollado por la Universidad de Warwick, durante veinte años sobre 20.000 hombres, revela que los casados viven una media de tres años más que los solteros, y ganan 3.000 libras (4.700 dólares) más al año, informaba el London Times el 29 de enero.
Los investigadores consideran que las diferencias entre casados y solteros se deben en parte, a la forma de vida más sana que fomenta el matrimonio, y también a un deseo de impresionar a sus parejas y conservar su estatus.
También puede haber un factor fisiológico en juego. “No entendemos plenamente cómo trabaja este mecanismo protector, pero el hecho es que existe”, afirmaba Andrew Oswald, profesor de economía en la Universidad de Warwick. “El matrimonio imprime una impronta profunda en los seres humanos, porque presumiblemente reduce de alguna manera los niveles de estrés y protege contra las enfermedades”.
Oswald decía que los hombres casados beben menos alcohol y comen menos alimentos grasos. Las parejas también tienen niveles más bajos de estrés cuando comparten sus preocupaciones y se preocupan por los signos de enfermedad mutuamente.
Estos resultados son respaldados por un estudio publicado, unas semanas antes, por los investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Pittsburgh y de la Universidad estatal de New York-Oswego. Los investigadores norteamericanos estudiaron los datos de 12.366 pacientes que, durante siete años, participaron en un Ensayo de Múltiples Factores de Riesgo en las Intervenciones, según informaba Reuters el 10 de febrero.
De los 10.904 hombres que estaban casados al principio del estudio, los investigadores hallaron que los que permanecían casados tenían menos probabilidades de morir por ciertas causas que los divorciados. El estudio reveló que los más afectados eran los pacientes que sufrían estrés en el trabajo y el divorcio.
Las mujeres también se benefician del matrimonio, demostraba un informe reciente de la Heritage Foundation. El informe concluye que los abusos domésticos en Estados Unidos son dos veces más altos entre las mujeres que nunca han estado casadas que entre las que lo están, informaba el Washington Times el 15 de abril. Además, los hijos de divorciados o de madres que nunca se casaron corren de 6 a 30 veces más riesgos de sufrir abusos serios que los que nacen de padres biológicos casados.
Los descubrimientos del informe se basan en un análisis de los resultados de la Encuesta Nacional sobre Repersecución del Crimen de 1999, que el Departamento de Justicia de Estados Unidos realiza desde 1973.
“Cuando la gente se casa, provoca una inversión en la vida del otro”, afirmaba Jennifer Marshall, directora del departamento de estudios familiares del Family Resource Council. “Cuando vives una relación de poco compromiso, se puede volver volátil porque esta clase de relaciones no comprometen”.
Y un nuevo estudio demuestra que incluso aquellos que permanecen en un matrimonio infeliz terminan por ser más felices que los que se divorcian. Según un reportaje del 12 de julio en el diario canadiense National Post, cerca de la mitad de los divorciados estudiados eran felices cinco años antes, mientras dos tercios de los que permanecieron casados encontraron la felicidad en el mismo periodo.
El estudio también demostró que el divorcio no aumentó la autoestima ni alivió la depresión. El equipo de investigadores, liderado por la socióloga de la Universidad de Chicago, Linda Waite, analizó los datos de 5.232 adultos casados que fueron entrevistados por la Encuesta Nacional de Familias y Hogares.
Maggie Gallagher, coautora de la investigación y profesora adjunta en el Instituto de Valores Estadounidenses de Nueva York, entidad
apolítica especializada en temas familiares, concluye: “Hemos exagerado los beneficios del divorcio como una forma de hacer felices a los adultos”. Probablemente muchos niños de hogares rotos estarían de acuerdo.