CIUDAD DE MÉXICO, 10 septiembre 2002 (ZENIT.org).- El episcopado mexicano ha pedido en un documento abrir un «diálogo nacional» para que se deje a las poblaciones indígenas el papel que les corresponde, como pidió Juan Pablo II en su reciente visita al país.
La propuesta ha sido hecha pública en un Comunicado de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, publicado este domingo, dos días después de que la Suprema Corte de Justicia rechazara más de 300 impugnaciones contra las reformas de la Ley de Derechos y Cultura Indígenas exigidas por exponentes indígenas.
El documento, firmado por el presidente de la Comisión, monseñor Sergio Obeso, arzobispo de Xalapa, afirma: «Ahora toca a la sociedad mexicana toda, pronunciarse a un diálogo nacional en torno a las formas y acciones éticas actuales y de largo plazo mediante» para aplicar la propuesta del Papa.
Al visitar el país, del 30 de julio al 1 de agosto pasados, el obispo de Roma había afirmado: «¡México necesita a sus indígenas y los indígenas necesitan a México!».
En este «diálogo nacional», el episcopado ofrece su contribución «con la aportación de la Iglesia y su doctrina social y su experiencia, tanto en México como en otros países a la reconciliación y a la justicia y la paz en su diversidad cultural».
«Reiteramos que, como Iglesia, queremos fortalecer nuestro compromiso con los indígenas –afirma el documento–. No es posible seguir viviendo en un México dividido por el racismo y la discriminación; los pueblos indios merecen con justicia un reconocimiento a sus culturas, a su modo de ver y a su autonomía».
Por su parte, el cardenal Norberto Rivera Carrera, arzobispo de México, tras la celebración eucarística del domingo, comentó ante los periodistas que la Corte solo ha declarado que las impugnaciones contra la ley no proceden, «lo cual no quiere decir que no haya caminos para buscar el bienestar de los indígenas».
«Los indígenas como nosotros no comen con las leyes, hay que tener trabajo, alimentos y medicinas», dijo explicando que la ley indígena puede ser perfectible, pero que una ley perfecta no serviría de nada servirá si no se aplican proyectos para promover el desarrollo.
Por su parte, monseñor Felipe Arizmendi, obispo de San Cristóbal de las Casas (Chiapas), se pronunció a favor de una mejora de la ley, pero pidió «aceptar el marco legal» que implica la decisión de la Corte Suprema.
«Una forma de evitar mayores enfrentamientos es que todos respetemos la ley y que la ley también sepa respetar los derechos de los indígenas», afirmó el prelado.
Alentó, sin embargo, el diálogo y las reformas, pues ante la falta de una negociación para la paz en Chiapas, «nos invade la amargura, la desconfianza y el pesimismo».
Es posible leer el Comunicado de la Comisión Episcopal de Pastoral Social en la página web de la Conferencia Episcopal Mexicana (http://www.cem.org.mx).