No se puede luchar contra el terrorismo violando las bases democráticas

Intervención del Vaticano en la reunión de la OSCE

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VARSOVIA, 12 septiembre 2002 (ZENIT.org).-No es posible luchar contra el terrorismo violando las leyes y las bases de la democracia que se tratan de defender, ha advertido la Santa Sede a la comunidad internacional.

La advertencia fue lanzada por monseñor Ettore Balestrero, jefe de la Delegación vaticana en la reunión anual de dos semanas de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), que comenzó en Varsovia el 9 de septiembre sobre derechos humanos.

«Sin una legislación efectiva no hay posibilidad de afrontar eficazmente el azote del terrorismo –constató el representante pontificio–. Al mismo tiempo, cuando se hagan necesarias medidas especiales, éstas no deberían ser factores potenciales de cambio de la calidad y la naturaleza de los sistemas democráticos y judiciales».

«En otros términos –advirtió el prelado al dirigirse a los más de 500 participantes en la reunión–, habría que evitar socavar las bases mismas de la democracia y de la ley incluso cuando se trata de defenderlas».

A continuación, el representante papal afrontó el desafío de la libertad religiosa en el contexto de la lucha contra el terrorismo citando la Declaración de Berlín de julio pasado en la que los más de 300 miembros de la asamblea parlamentaria de la OSCE afirmaron unánimemente que «la nacionalidad o la religión no deben ser comparados como tales al terrorismo».

A los presentes en la asamblea presentó el «Decálogo para la Paz» que los líderes religiosos proclamaron el 24 de enero en Asís, en el que rechazan y condenan «todo recurso a la violencia y a la guerra en nombre de Dios o de la religión».

El delegado de la Santa Sede afirmó que «ninguna ley sobre las comunidades religiosas puede emplearse para limitar sus actividades, que son expresión de la libertad religiosa de esas comunidades y de sus miembros».

Subrayó asimismo que «los estados miembros de la OSCE deben rechazar cualquier posible presión ejercida en el contexto de su jurisdicción por cualquier confesión religiosa por más importante que sea en el territorio en perjuicio de las manifestaciones de libertad religiosa de las demás comunidades».

«Estas presiones deberían son, de hecho, una falta de tolerancia y podrían obstaculizar la construcción de una paz auténtica», advirtió.

Por último, monseñor Balestrero habló de la inmigración –otro de los temas candentes del escenario internacional en materia de derechos humanos– y propuso a la asamblea subrayar «que la regulación de la migración con proyectos respetuosos del bien genuino tanto de los inmigrantes como de quienes les acogen debería beneficiar a las dos partes».

La Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (http://www.osce.org) es la organización regional más grande del mundo con 55 participantes de Estados de Europa, Asia Central y América del Norte. Trabaja por la prevención de los conflictos, la gestión de las crisis y la rehabilitación tras las guerras.

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ZENIT Staff

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