MOSCU, 18 septiembre 2002 (ZENIT.org).- La oleada de expulsiones de líderes católicos en Rusia aumenta con la revelación de la expulsión, en diciembre pasado, de un monje francés.
En los últimos seis meses se ha expulsado al obispo de Siberia oriental, Jerzy Mazur, a los sacerdotes Stefano Caprio, Stanislav Krajnak, Jaroslaw Wisniewski y Eduard Mackiewicz.
En febrero del año pasado, ya había sido expulsado el padre Stanislav Opiela. Ahora, Keston News Service, instituto con sede en Oxford que estudia la libertad religiosa en la ex Unión Soviética, ha sabido que en diciembre pasado también fue expulsado el religioso católico francés, el hermano Bruno Maziolek.
Como el padre Opiela, el hermano Bruno había trabajado en Rusia durante casi diez años. Desde 1991, el monje francés realizaba servicio social en una aldea llamada Novoye, no lejos de la histórica de Pereslavl-Zalessky, que está situada a unos 120 kilómetros al noreste de Moscú.
Mediante la fundación independiente «Triunfo del Corazón», dijo la fuente, el hermano Bruno había creado un centro infantil para las aldeas de los alrededores y un programa de rehabilitación de toxicómanos, así como la distribución de gran cantidad de ayuda humanitaria.
Toda esta actividad fue realizada independientemente de la parroquia católica del centro regional de Yaroslavl, con la que el hermano Bruno, que no habla ruso, no tenía contacto.
La fuente insistió en que el hermano nunca enseñó el catecismo, «nadie se hizo católico en diez años» y había ofrecido los locales de la fundación para que pudieran ser usados por los ortodoxos locales, e incluso construyó una capilla ortodoxa en el centro infantil y ayudó a financiar la renovación de dos iglesias ortodoxas cercanas.
Pero aunque el hermano Bruno «hizo todo lo posible para trabajar por la reconciliación con los ortodoxos», estos lo consideraban «insoportable»