Como es sabido, en los últimos meses han sido expulsados de la Federación Rusia monseñor Jerzy Mazur, obispo de San José en Irkustsk (Siberia oriental) y cuatro sacerdotes: el italiano Stefano Caprio, los polacos Jaroslaw Wisniewski y Edward Maszkiewicz, y el eslovaco Stanislaw Krainak.
Monseñor Tadeusz Kondrusiewic, arzobispo de Moscú y metropolita de la provincia eclesiástica de la Iglesia católica en Rusia, explica en una entrevista concedida a la última edición del semanario italiano «Familia Cristiana» que las autoridades rusas siguen sin dar una explicación a estas expulsiones.
El presidente Vladimir Putin envió hace unos dos meses una carta a Juan Pablo II pero no explica los motivos de la expulsión.
Por lo que se refiere a las acusaciones de proselitismo que lanza la Iglesia ortodoxa, en la entrevista monseñor Kondrusiewic explica que «nosotros no queremos invadir el territorio de nadie, no queremos robar fieles a nadie».
«Confirmamos sin embargo con fuerza el principio de que cada hombre tiene el derecho a escoger la propia fe», afirma el prelado.
«¿Por qué no debería tener derecho la Iglesia católica a existir y operar en Rusia?», sigue preguntándose el presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Rusia. «La idea de que todos los rusos deben ser ortodoxos porque son rusos es absurda: sería como decir que todos los italianos deben ser católicos porque son italianos».
El arzobispo reconoce, sin embargo, que ésta no es su preocupación principal; lo que más le preocupa es que «la última reunión del Sínodo de la Iglesia ortodoxa rusa declaró que no quiere ni siquiera discutir sobre la definición de proselitismo».
«Está claro que existen definiciones diferentes, pero está también claro que si no nos sentamos en una mesa para discutir será imposible comprenderse», concluye.