KARACHI, 29 septiembre 2002 (ZENIT.org).- Miles de cristianos visiblemente conmocionados se reunieron este domingo en Karachi para enterrar a tres de los miembros de su comunidad asesinados a sangre fría el miércoles en las oficinas de una organización de ayuda en la que trabajaban.

Las celebraciones, que no experimentaron ningún contratiempo, se desarrollaron bajo un importante dispositivo de seguridad policial.

El gobierno y las autoridades locales habían ejercido presión para impedir que los funerales de las siete víctimas del atentado se desarrollaran simultáneamente en la catedral de Karachi.

«El Señor es nuestro pastor, dejad de matar a los cristianos», decía una pancarta colocada delante de la catedral de San Patricio, en la que unas 4 mil personas se habían reunido al final de la mañana para participar en la primera ceremonia, la de los funerales de John Menezes.

La muchedumbre, que llevaba brazaletes negros, aumentó considerablemente hasta llegar a las 10 mil personas, para participar en la misa de sepelio de Aslam Martin.

Aslam Martin era considerado el coordinador del Instituto para la Paz y la Justicia, organización caritativa católica que trabajaba desde hace treinta años en Karachi ayudando a los más desfavorecidos, sin tener en cuenta su religión o raza.

Un tercer ataúd, después de la misa celebrada en otra parroquia, alcanzó a los dos primeros en la catedral, formando después un convoy que se dirigió hacia el cementerio cristiano de esta gran ciudad, puerto del sur de Pakistán.

Una cuarta víctima había sido enterrada separadamente el domingo, y otras dos el sábado. Las exequias del otro cristiano asesinado habían tenido lugar el mismo miércoles.

Ese día, dos terroristas no identificados por el momento, mataron con un tiro de pistola en la cabeza a cada uno de los ocho trabajadores del Instituto. El octavo sigue luchando entre la vida y la muerte.

El presidente Pervez Musharraf condenó este acto de «fanatismo terrorista» el viernes pasado, calificándolo de «vergüenza» para el país.

Celebraciones de oración por las víctimas se han celebrado en numerosas localidades del país de 144 millones de habitantes, en su inmensa mayoría musulmán, en el que los cristianos son algo más del 2%.
Actos de este tipo se celebraron en Multan, localidad en la que tuvo lugar el atentado en el que murieron 17 cristianos en octubre pasado.

«Los cristianos seguirán predicando el mensaje del amor y de la tolerancia», ha declarado el obispo de Multan, Andrew Francis.