ROMA, 16 septiembre 2002 (ZENIT.org).- Monseñor Emmanuel Milingo ha revelado que el reverendo coreano Sun Myung Moon redactó un documento en inglés, de 30 páginas, en el que planeaba realizar con su ayuda un cisma en la Iglesia católica, comenzando por África.
Las revelaciones del ex arzobispo de Lusaka (Zambia) aparecen en su libro-entrevista «El pez rescatado del pantano» que ahora sale a las librerías, al concluir el año de retiro espiritual que ha pasado en Argentina.
El plan, para el que Moon había destinado en un primer momento cinco millones de dólares, ha sido confirmado por el arzobispo Tarcisio Bertone, secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, quien se ha ocupado del caso por encargo especial de Juan Pablo II, en una entrevista concedida a la última edición de la revista italiana «Familia Cristiana».
«Por desgracia, un cisma es siempre posible cuando un obispo se separa de la Iglesia», explica el prelado italiano, aclarando su primera preocupación fue la persona de monseñor Milingo, por razones de caridad cristiana.
El arzobispo, tras sus largas horas de diálogo con Milingo, considera que el grupo religioso del reverendo Moon se aprovechó de su ingenuidad.
«Es un hombre sencillo, de espíritu noble, un hombre de oración y caridad. Para ayudar a un desesperado lo daría todo, y este ímpetu de caridad a veces le lleva a transgredir las normas de la Iglesia», sigue explicando.
Su matrimonio con la acupunturista coreana María Sung, sigue diciendo, «fue sólo una manera para hacerse aceptar hasta el fondo [por la Iglesia de la Unificación del reverendo Moon] y tratar de evangelizarla».
Ahora bien, monseñor Bertone, quien participó también en las negociaciones que precedieron al cisma de monseñor Marcel Lefebvre, en 1988,aclara: «se equivoca quien piensa que hemos hecho más por monseñor Milingo que por Lefebvre».
Por último, el secretario para la Congregación para la Doctrina de la Fe explica los motivos por los que monseñor Milingo pasó su año de retiro en Argentina con el Movimiento de los Focolares.
«No podíamos meterle en la celda de un convento --explica--. Los Focolares tienen un estilo de acogida y caridad que nos ha parecido adecuadas para él. Además, escogieron a dos sacerdotes para que se fueran a vivir con monseñor Milingo. Y éste es un gesto de caridad exquisita que no todos estaban dispuestos a realizar».
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Sep 16, 2002 00:00