BRUSELAS, 22 octubre 2002 (ZENIT.org).- El embrión humano se encuentra entre dos fuegos: la realidad médica y el caos jurídico; ha concluido el Foro Internacional de Bioética organizado en Bruselas por «Medicina y Dignidad del Hombre» entre el 19 y el 20 de octubre.
En el Foro participaron más de 600 personas, muchos de ellos jóvenes, procedentes de unos diez países. «Medicina y Dignidad del Hombre», asociación internacional surgida en Francia, convocó la iniciativa en Bruselas para afrontar en el corazón de Europa cuestiones que sobrepasan ampliamente a los territorios nacionales.
El Foro, al igual que la asociación, tenía por objetivo «promover una ética médica fundada sobre los principios de la dignidad del ser humano y del respeto de toda vida humana» (Cf. http://www.theembryo.com).
La biomedicina se interroga
En el foro, un grupo de científicos y médicos afrontaron las cuestiones biomédicas que suscita el trato que en estos momentos recibe el embrión humano.
La doctora Paulina Taboada, médica y doctora en filosofía de la Academia Internacional de Liechtenstein, profundizo en el debate actual (candente en el seno de las Naciones Unidas) sobre clonación «terapéutica» (creación de embriones para usos médicos o de experimentación) y la clonación «reproductiva».
El análisis biomédico, explicó, llega a la conclusión de que «la única diferencia entre los dos casos consiste en la evolución de la vida del embrión o en su manipulación».
«Las cuestiones éticas que se plantean sobre la clonación reproductiva deben aplicarse también a la clonación terapéutica», concluyó.
El profesor Giuseppe Noia, ginecólogo en el Hospital Gemelli de Roma, ofreció datos científicos sobre las células estaminales embrionarias y adultas y sobre su utilización para regenerar diferentes tejidos, y apostó por una nueva posibilidad científica: los xenotransplantes, es decir, la utilización de órganos animales, que ofrece hoy interesantes promesas.
La doctora Catherine Sibille, del Centro de Genética Humana de la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica), aclaró que «los diagnósticos prenatales, cada vez más sistemáticos, constituyen un avance extraordinario en las investigaciones para conocer y detectar mejor ciertas enfermedades, pero abren al mismo tiempo el camino a la selección eugenésica».
Philippe Anthonioz, profesor de embriología en el Centro Hospitalario Universitario de Tours (Francia), afrontó la cuestión delicada del estatuto de filiación de clon humano. ¿De quién es hijo biológicamente el embrión clonado? La juventud misma del embrión le da su inmensa capacidad de transformación. Por eso, el profesor aclaró: «Yo no hablo de «embriones», sino de «niños embrionarios»».
Aspectos jurídicos
Un grupo de eminentes juristas europeos afrontó las intrincadas cuestiones jurídicas que afectan al embrión humano, constatando que los documentos del Consejo de Europa, la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea, y las legislaciones de las diferentes naciones provocan un «caos jurídico».
Una conclusión avalada, entre otros en el Foro, por Guy de Vel, director general de Asuntos Jurídicos del Consejo de Europa.
Según Blumberg Mokri, abogada del Tribunal de Apelación París, «podemos apreciar que, a diferencia de lo que sucede en otros campos del Derecho, la práctica legislativa tanto en Francia, como a nivel regional europeo, consiste en erigir reglas de protección en torno al embrión humano, antes incluso de ser capaces de ofrecer una definición sobre este interés protegido».
Según Carlo Casini, miembro del Comité Nacional de Bioética de Italia, el «caos jurídico» no puede continuar a causa de las graves consecuencias que tendrá a nivel de definición de los derechos humanos.
«Europa no es sólo mercado y competencia, es también un espacio jurídico privilegiado de los derechos del hombre», aseguró Casini.
Cuestiones éticas
El Foro afronto por último las cuestiones éticas ligadas al embrión humano.
El profesor Gonzalo Miranda, decano de la Facultad de Bioética del Ateneo «Regina Apostolorum» de Roma, explicó que desde la fecundación, cada célula actúa en interacción con las demás células, en la realidad del carácter único del nuevo ser humano. Esta es la belleza de la maternidad, constató.
El doctor Xavier Mirabel, cancerólogo francés y presidente del colectivo contra la Fobia de la Discapacidad, describió los síntomas de una sociedad llena de ansias en la que el menor riesgo de discapacidad del concebido conduce a la selección de los embriones, y al rechazo mismo de la discapacidad.
Dado que en el embarazo no es posible tratar a los niños con el síndrome de Down, se recurre a su eliminación eugenésica, constató con estadísticas en la mano.
Por su parte, Martha Tarasco Michel, profesora de la Facultad de Bioética de la Universidad Anáhuac de México constató la proyección narcisista de los padres en el niño que va a nacer y que promueve el «mito del niño perfecto».
Conclusiones
Al final del congreso, la presidente de «Medicina y Dignidad del Hombre», Elisabeth Bourgois, presentó las resoluciones finales del Foro en las que se afirma: «Incluso antes de constituir un problema de derecho civil y penal, el respeto del ser humano es ante todo una exigencia de civilización».
Por ello, los participantes piden en primer lugar a la Unión Europea y a sus Estados miembros que tomen «las medidas legislativas indispensables para defender, proteger y promover a toda persona humana, asegurando su protección con la ley desde su concepción».
Piden, en segundo lugar, que la legislación prohiba «toda forma de manipulación del embrión humano, su clonación, su destrucción o mutilación».
Los participantes del Foro «se oponen a la subvención de investigaciones que, manipulando sistemáticamente embriones humanos, violen en ellos la dignidad de la humanidad».
«Se comprometen a favorecer urgentemente todas las investigaciones sobre las células estaminales, sólo si son adultas».
«Se comprometen –por último, dice el texto de las conclusiones– a favorecer las investigaciones sobre los tratamientos de enfermedades genéticas sin destrucción o mutilación de embriones enfermos».
En la apertura del Congreso, el nuncio apostólico en Bélgica, el arzobispo Luigi Celata, leyó un mensaje de Juan Pablo II dirigido a los participantes, en el que desea que la iniciativa contribuya a «iluminar las conciencias para que se respete plenamente la dignidad del ser humano desde su concepción».