Al saludar en su idioma a los peregrinos de la República Checa y de Lituania, el Santo Padre afirmó: «En este Año del Rosario que acaba de empezar os invito a volver a descubrir la eficacia de la oración del Rosario por la paz en el mundo y en las familias», así como «la comunión con la Virgen María por medio de esta noble plegaria».
En el número 6 de la carta apostólica «Rosarium Virginis Mariae», publicada el 16 de octubre pasado, el Papa pidió precisamente rezar esta oración por estas dos intenciones.
«Al inicio de un milenio que se ha abierto con las horrorosas escenas del atentado del 11 de septiembre de 2001 y que ve cada día en muchas partes del mundo nuevos episodios de sangre y violencia, promover el Rosario significa sumirse en la contemplación del misterio de Aquél que «es nuestra paz», afirmó
«No se puede –añade–, pues, recitar el Rosario sin sentirse implicados en un compromiso concreto de servir a la paz, con una particular atención a la tierra de Jesús, aún ahora tan atormentada y tan querida por el corazón cristiano».
Por lo que se refiere a la segunda intención de oración, la familia, el Papa constata en la carta qu está «amenazada cada vez más por fuerzas disgregadoras, tanto de índole ideológica como práctica, que hacen temer por el futuro de esta fundamental e irrenunciable institución y, con ella, por el destino de toda la sociedad».
«En el marco de una pastoral familiar más amplia, fomentar el Rosario en las familias cristianas es una ayuda eficaz para contrastar los efectos desoladores de esta crisis actual», concluye.