Joaquín Navarro-Valls, portavoz vaticano, en un comunicado oficial, explica que «la Secretaría de Estado, informada de los graves acontecimientos que viven las poblaciones de la República Centroafricana, desea que sus habitantes sepan renunciar al uso de la fuerza, que lleva sólo a la ruina, y que respeten el orden constitucional».
La Santa Sede «alienta al mismo tiempo a la comunidad internacional a continuar con su obra a favor de la pacificación y a la Iglesia local a perseverar en su benemérita acción por una fraterna y pacífica convivencia».
El 6 de junio pasado, Juan Pablo II ya había lanzado un llamamiento para pedir que se ponga punto final a la guerra civil que desangra a este país.
Barrios de la capital centroafricana, Bangui, se han convertido desde hace cinco días en campo de batalla entre el Ejército gubernamental, y los rebeldes guiados por el ex jefe de Estado mayor, el general François Bozizé, que tratan de derrocar al presidente Ange-Félix Patassé, reelegido en octubre de 1999.