Las lecciones del reconocimiento vaticano a las normas contra abusos en EEUU

Habla el secretario de la Congregación para los Obispos

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CIUDAD DEL VATICANO, 18 diciembre 2002 (ZENIT.org).- El reconocimiento vaticano de las normas redactadas y revisadas por los obispos de Estados Unidos para afrontar denuncias de abuso sexual de menores atribuidos a clérigos demuestra la importancia de la comunión entre la Santa Sede y el episcopado de un país, reconoce uno de los dos firmantes del decreto de «recognitio».

La firma del arzobispo Francesco Monterisi, secretario de la Congregación para los Obispos, aparece junto a la del prefecto de ese organismo vaticano, el cardenal Giovanni Battista Re, en ese documento publicado el lunes pasado. En virtud del mismo, entrarán en vigor el 1 de marzo próximo las exigentes «Essential Norms for Diocesan/Eparchial Policies Dealing with Allegations of Sexual Abuse of Minors by Priests or Deacons.»

En esta entrevista, concedida a Radio Vaticana el prelado analiza las implicaciones de este histórico decreto.

–¿Qué significa la «recognitio»?

–Monseñor Monterisi: La «recognitio» es una especie de aprobación. Las conferencias episcopales tienen la facultad o la tarea de emanar normas sobre diferentes materias: por ejemplo, establecen la edad de la Confirmación, transfieren la celebración de ciertas fiestas al domingo, o redactan sus propios estatutos. Antes de que estas normas tengan validez, tienen que recibir la «recognitio» de la Santa Sede. La Santa Sede examina estas normas y, si considera que son conformes al ordenamiento general de la Iglesia, concede la «recognitio». En el caso de las «Normas» de la Conferencia de Obispos de Estados Unidos, se ha hecho un examen particular, es decir, se tuvieron dos días de reuniones entre representantes de la Santa Sede y representantes del episcopado estadounidense, a finales de octubre pasado. Yo participé en las mismas y puedo testimoniar que fue una experiencia de gran espíritu de comunión entre la Santa Sede y la Iglesia en Estados Unidos.

–¿Por qué hace falta que las conferencias episcopales pidan la «recognitio» a la Santa Sede?

–Monseñor Monterisi: Porque todo obispo puede dar normas válidas para su propia diócesis, pero cuando se trata de grupos de diócesis o de todas las diócesis de la Iglesia, sólo el Papa puede dar normas válidas y obligatorias para todos o hacer que las normas emanadas por estos grupos se conviertan en tales. Por lo que se refiere a las «Normas» de la conferencia episcopal estadounidense sobre los sacerdotes y diáconos acusados de pederastia, si no hubieran tenido lugar la «recognitio» de la Santa Sede no serían obligatorias para todas las diócesis de los Estados Unidos.

–En síntesis, ¿qué es lo que prescriben estas «Normas»?

–Monseñor Monterisi: No es fácil hacer una síntesis, pero los elementos esenciales están contenidos en la carta que el cardenal Giovanni Battista Re, prefecto de la Congregación para los Obispos, escribió al presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, monseñor Wilton Gregory, al comunicar la «recognitio» (Cf. Zenit, 16 de diciembre de 2002).

Por una parte, las normas confirman la máxima gravedad de los actos de pederastia, especialmente si son cometidos por eclesiásticos –un diácono o un sacerdote, que fuera condenado por uno solo de estos «crímenes» tras un juicio regular, sufriría durísimos castigos, incluyendo la pérdida del «status» de eclesiástico. El deseo común de la Santa Sede y de los obispos estadounidenses para proteger a los muchachos de estos actos es subrayado con fuerza por estas normas.

Por otra parte, se aseguran los derechos de la defensa y de la reputación de los sacerdotes y diáconos que puedan ser acusados de estos actos, antes del juicio definitivo. Sin embargo, antes de que se llegue a la sentencia, los obispos estadounidenses han previsto que hay que tomar medidas de precaución con los sacerdotes que sean acusados, después de que, según una breve investigación previa, parezcan creíbles las incriminaciones que se les dirigen. Estos eclesiásticos podrán, entre otras cosas, ser suspendidos del ejercicio de su ministerio, ser alejados de ambientes particulares, celebraciones, etc. De este modo, se trata de impedir que puedan hacer daño a otras personas.

–¿Cuál es la conclusión que puede sacarse de esta decisión de la Santa Sede?

–Monseñor Monterisi: El triste caso de los sacerdotes estadounidenses que han abusado de menores ha afligido profundamente el espíritu de todos. Se ha amplificado de manera indebida el alcance del fenómeno, olvidando a la inmensa mayoría de los sacerdotes (el 99%), que son fieles y que se entregan sin descanso a la educación de la juventud. Nuestra esperanza, de todos modos, es que estas normas, que ciertamente son severas, pero que esencialmente ya están presentes en la legislación de la Iglesia, contribuyan a extirpar la plaga y a volver a dar a la opinión pública la verdadera imagen de la Iglesia, comprometida en transmitir valores cristianos a la sociedad, especialmente en los Estados Unidos.

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ZENIT Staff

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