Australia permite la utilización de embriones humanos

La Iglesia deplora una ley que convierte la vida humana en un producto comercial

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SYDNEY, Australia, 21 diciembre 2002 (ZENIT.org).- El senado australiano ha aprobado la legislación que da el visto bueno a la destrucción de embriones humanos para usar sus células madre en la investigación científica.

La aprobación por 45 votos a favor y 26 en contra ha sido una de las más difíciles de los últimos años (le llevó 46 horas al senado), informaba el Sydney Morning Herald el 6 de diciembre.

En septiembre, la Cámara de Representantes aprobó la ley que permite la investigación con embriones sobrantes de los tratamientos de fertilización in vitro. Aquella votación fue de 99 contra 33 y siguió a un debate que duró 35 horas, informaba el 26 de septiembre el periódico The Age. En el voto de conciencia, cinco ministros del gobierno votaron contra la ley, incluyendo al ministro de ciencia, Peter McGauran, el primer ministro John Anderson, y el ministro de relaciones laborales, Tony Abbott. Este último es también el jefe de la cámara.

Seguidamente, el senado llevó a cabo una investigación sobre el tema, dando como resultado un informe de 242 páginas: «Report of the Senate Community Affairs Legislation Committee on the Provisions of the Research Involving Embryos and Prohibition of Human Cloning Bill 2002». El informe se presentó al senado el 24 de octubre. El senado recibió 1851 enmiendas, la mayoría de particulares. Sólo 48 defendían el que se permitiera usar los embriones humanos.

El informe no se posicionaba en el asunto, indicando que «intenta poner en la balanza los más importantes temas y argumentos relacionados con la materia de la ley sin intentar formular conclusiones o recomendaciones, que el comité entiende deberían ser prerrogativa de los senadores individualmente en un ‘voto libre’, según su conciencia».

La ley original, introducida en la cámara el 27 de junio, fue después dividida en dos. Ambas cámaras del parlamento votaron a favor de prohibir la clonación humana.

Los que se oponen a la ley que permite la investigación con células madre de embriones se vieron decepcionados, al rechazar el gobierno las peticiones de prohibición del uso de embriones para pruebas médicas y de cosméticos. También fue rechazada una propuesta que proponía que los medicamentos y cosméticos desarrollados con pruebas sobre células madre de embriones lo indicaran en sus etiquetas.

El senado hizo, sin embargo, algunos cambios menores en la legislación, que también fue aprobada por la cámara de representantes, informaba el 11 de diciembre Associated Press. Se espera que el gobernador general firme la ley en breve.

Opiniones divididas
Una de las más fuertes voces en contra de la legislación sobre el embrión vino del senador independiente Brian Harradine. Explicaba en el periódico The Australian el 11 de noviembre que permitir la investigación usando células de embriones «propiciará la comercialización y modificación de la vida humana».

«Si etiquetamos a seres humanos inmaduros como no humanos porque no pueden hacer ciertas cosas, hacemos que el estatus de cada persona dependa de sus capacidades», advertía Harradine. También criticó a las clínicas de fertilidad por permitir que creciera el almacenamiento de embriones, desde 22.000 en 1994 hasta los 72.000 actuales.

La senadora Amanda Vanstone, ministra para la familia y los servicios comunitarios, criticó la oposición a la ley. El periódico The Australian del 12 de noviembre la citaba diciendo que «no debería usarse al gobierno como ‘el que impone a Dios’, y los puntos de vista religiosos no deberían alterar las nuevas leyes sobre investigación de embriones».

El primer ministro John Howard, que había patrocinado la ley, aplaudió el voto del senado. «Pienso que es un día importante para la investigación científica», afirmaba, según The Age del 6 de diciembre.

Muchos de los que apoyan la legislación defendían que la investigación era necesaria para ayudar a las personas que sufren enfermedades. Por ejemplo, la senadora de los demócratas australianos, Natasha Stott Despoja se mostraba a favor de la ley, diciendo que la investigación podría mejorar las vidas de quienes sufren importantes enfermedades, informaba el 5 de diciembre Australian Broadcasting Corporation.

No a todo el mundo le convencen estos argumentos. «Los fines no justifican los medios y no se puede apoyar esta legislación», afirmaba el senador del partido liberal Guy Barnett, que sufre de diabetes tipo-1 y cuyo padre sufre de una enfermedad neuronal motora.

Tras la votación del senado, la conferencia episcopal australiana publicó una nota de prensa deplorando la decisión que creaba «una clase consumible de vida humana». El parlamento «ha cruzado una nueva y peligrosa línea al aprobar leyes sobre investigación con células madre embrionales permitiendo la destrucción intencionada de vida humana», afirmaba el arzobispo Philip Wilson.

«La vida humana se ha convertido ahora en un producto comercial», lamentaba el arzobispo. «Bajo estas leyes, la vida humana está a la venta». También se preguntaba por qué los políticos no han escuchado la voluntad de la gente, dado que la mayor parte de las peticiones al senado se oponían a la ley.

Los tejidos fetales no sirven
La votación del senado australiano tuvo lugar tras un informe sobre los fallos de células fetales transplantadas para ayudar a pacientes que sufren la enfermedad de Parkinson. El Wall Street Journal informaba el 3 de diciembre sobre las conclusiones de un estudio sobre 34 pacientes, que fue presentado en un encuentro científico hace dos semanas por C. Warren Olanow, un neurocientífico en la Escuela de Medicina Monte Sinaí de Nueva York, que fue quien llevó acabo la investigación.

Los pacientes recibieron tejidos cerebrales de al menos 8 fetos, todos ellos abortados entre la sexta y la novena semana de edad. Aunque las células transplantadas parecía que funcionaban con normalidad, los investigadores no detectaron mejora alguna en las pruebas motores o en otras habilidades. Trece de los pacientes experimentaron importantes efectos secundarios; tres de ellos requirieron cirugía correctiva.

Los investigadores tuvieron más éxito con las pruebas hechas a animales, informaba el 6 de diciembre la BBC. Los científicos de Advanced Cell Technology (ACT) afirman que las células madre de embriones transplantadas mejoraron significativamente el sistema inmunológico de los animales. «Si esto funciona con los humanos, podría usarse no sólo para tratar el cáncer y las inmunodeficiencias, sino también para ‘volver a poner en pie’ el sistema inmunológico de los pacientes con diversas enfermedades auto-inmunes», afirmaba Robert Lanza, director médico de ACT.

Mientras tanto, otros investigadores están considerando si seguir adelante con los experimentos con células madre que podrían crear un híbrido hombre-ratón, informaba el 27 de noviembre el New York Times.

Para determinar si las células madre de embriones humanos serán útiles a la hora de tratar enfermedades, los investigadores necesitan ver cómo trabajan estas células en la práctica. Para evitar hacer experimentos con personas fuera del vientre materno, la propuesta implica crear lo que se conoce como quimeras, animales que son mezcla de dos clases de células.

El Dr. Irving L. Weissman, experto en células madre de la Universidad de Stanford, era citado por el Times diciendo que hacer ratones con células humanas podría ser «un experimento enormemente importante», pero si se lleva a cabo con negligencia podría conducir a algo «demasiado horrible de contemplar».

En Estados Unidos, California ha aprobado en septiembre la investigación con células madre de embriones y tres estados están actualmente considerando propuestas similares, informaba el 29 de noviembre Los Angeles Times. Un órgano del senado en Nueva Jersey aprobó recient
emente una ley apoyando tales investigaciones, y medidas similares están en curso en Pennsylvania y Massachusetts.

Si se aprobaran, estas leyes podrían ser un desafío a la administración Bush, que ha establecido regulaciones para limitar la investigación sobre células madre de embriones utilizando fondos públicos. La investigación con fondos privados es ahora ilimitada. Los Angeles Times informaba que, al autorizar explícitamente la investigación, la legislación a nivel estatal está intentando atraer financiación privada de compañías que temen medias federales que podrían restringir sus actividades. Menudo mundo se nos viene encima.

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ZENIT Staff

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