Así lo declaró en la noche del martes el cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado vaticano, al participar en una recepción ofrecida por la embajada de Italia ante el Vaticano.
En el encuentro, en el que estaban presentes el presidente ministro, Carlo Azeglio Ciampi, el primer ministro Silvio Berlusconi, así como los máximos representantes institucionales de la República, el purpurado apoyó las conclusiones de la reunión de los ministros de la Unión Europea, celebrada el lunes anterior.
«El desarme es el camino –aclaró el cardenal Sodano–. Pero para obtener el desarme hay todavía muchas sendas pacíficas y deben experimentarse todas».
El cardenal recordaba de este modo la enseñanza del Catecismo de la Iglesia Católica que en el número 2309 exige que para que se dé una «legítima defensa mediante la fuerza militar» «todos los demás medios para poner fin a la agresión hayan resultado impracticables o ineficaces».
«La guerra no es inevitable», insistió Sodano.
El purpurado alentó la labor del gobierno italiano comprometido para que la futura Constitución europea haga referencia a los grandes valores religiosos con el objetivo de garantizar la libertad de las confesiones religiosas, según la tradición de libertad europea.
El modelo italiano de relaciones Iglesia-Estado, según Sodano, debería ser imitado en el ámbito de la Convención europea.
