Shen Don Wen, un sacerdote diocesano de Pusan en Corea del Sur, hace años que dirige un grupo de religiosas coreanas que trabajan en China con los enfermos de lepra y es el responsable del Centro de asistencia a los leprosos.
Construido con la colaboración de las autoridades chinas en la zona más pobre de China continental, el centro asistencial está situado entre las montañas y los bosques de la ciudad de Shang Luo, en la provincia de Shaanxi, en la región centro occidental del país.
El Centro para leprosos cuenta con una clínica para curas médicas, el Instituto de investigación sobre la lepra, un edificio para alojar a los enfermos y una residencia para el personal del hospital.
Shen Don Wen se ocupa de la atención física de los pacientes y, especialmente, de su asistencia espiritual devolviéndoles la dignidad y el coraje de vivir, de reinsertarse en la sociedad y de volver a abrazar a la propia familia.
Los enfermos de lepra frecuentemente son rechazados por todos, tanto por la sociedad como por sus propias familias, pero «los ángeles de los enfermos de lepra» –como son llamados en el Centro Shen Don Wen y sus colaboradores– no han dudado en su trabajo.
En cierta ocasión, el sacerdote y las religiosas acompañaron en todo momento a un paciente paralizado a causa de la lepra que sufría una gran depresión y había decidido quitarse la vida. Procuraban infundirle esperanza y valor para afrontar la enfermedad.
Finalmente el enfermo se recuperó. Actualmente es un maestro espiritual de la clínica y transmite su experiencia a los demás enfermos, sobre todo a los jóvenes.