Tres hurras por el matrimonio

Los datos prueban el valor de una institución asediada

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LONDRES, 8 de marzo de 2003 (ZENIT.org).- Gran Bretaña ha celebrado la Semana Nacional del Matrimonio del 9 al 16 de febrero. El evento, organizado por un grupo privado y ya en su séptimo año, había sido apoyado en el pasado económicamente por el gobierno. Ya no. Este año, las autoridades públicas retiraron su apoyo y el dinero, informó el diario Telegraph el 1 de febrero.

Los líderes religiosos no se dejaron intimidar. Dieron su firme apoyo a las actividades, según una nota de prensa de los organizadores el 4 de febrero. El líder anglicano Rowan Williams, el nuevo arzobispo de Canterbury, afirmó, «cuando una pareja declara públicamente su amor mutuo en el matrimonio, y promete estar unida durante toda la vida, no sólo est algo para sí mismos. Están haciendo un gran regalo a toda la sociedad, diciéndoles a todos de lo que es capaz el amor. Éste es un regalo que hay que celebrar y espero que esta semana nos dé muchas oportunidades para afirmar la visión que el matrimonio proclama».

Igualmente, el cardenal Cormac Murphy-O’Connor, primado católico de Inglaterra y Gales, observaba: «El amor matrimonial y el compromiso son todavía el ideal al que nosotros como sociedad aspiramos y queremos que nuestros hijos aspiren. La Semana del Matrimonio es una oportunidad para nuestra sociedad de celebrar y renovar nuestro compromiso por el matrimonio, y para reconocer nuestra responsabilidad a la hora de encontrar mejores formas de apoyar a las parejas casadas, especialmente en momentos difíciles».

Otros líderes religiosos que apoyaron el acontecimiento incluían al Rabino jefe Jonathan Sacks; el reverendo Joel Edwards, director general de la Alianza Evangélica; y Indirjit Singh, editor del Sikh Messenger.

Una de las actividades de la semana fue la firma de una «Política Comunitaria por el Matrimonio», firmada por un grupo de funcionarios de registros civiles y cerca de 25 líderes de iglesias en la ciudad de Bath. Una nota de prensa del 8 de febrero por parte de los organizadores explicaba que esperan extender esta iniciativa a otras ciudades en un futuro cercano.

El documento contiene cuatro puntos principales:

— El matrimonio no es sólo una opción por una forma de vida. El matrimonio debe valorarse públicamente porque a las familias les va mejor en hogares casados, según un enorme arsenal de resultados de investigaciones.

— El matrimonio es algo que se puede aprender. Por tanto, debe promoverse y hacer accesible la educación sobre el matrimonio efectivo y las relaciones.

— Apoyo a las necesidades del matrimonio. Las parejas casadas experimentadas serán entrenadas como mentores de aquellas parejas que comienzan.

— Los líderes de la comunidad acuerdan cooperar en promover esta política y aportar recursos.

Los organizadores pidieron un mayor apoyo del gobierno para ayudar a los matrimonios a permanecer juntos. Harry Benson, que dirige un proyecto de apoyo al matrimonio en Bristol, afirmaba: «El estado gasta 15.000 millones de libras (23.700 millones de dólares) para tratar los fracasos de los matrimonios rotos – con todo por cada 3.000 libras gastadas en una ruptura familiar sólo se gasta 1 para intentar conservar a las familias unidas».

Datos recientes
Una colección de ensayos, publicada en Estados Unidos el año pasado, «Marriage, Health and the Professions», contenía numerosos estudios que muestran las ventajas del matrimonio. En un ensayo, Linda J. Waite defendía que estar casados mejora la salud física y psíquica y alarga la vida.

Waite también afirmaba que cohabitar no proporciona las mismas ventajas, puesto que las partes, con frecuencia, continúan enganchadas a prácticas malsanas, como el abuso de drogas y alcohol. Observaba: «Sentir que uno es querido y cuidado mejora el bienestar emocional, disminuyendo la depresión y la ansiedad, y fomentando recursos psicológicos tales como la autoestima, el dominio y la confianza».

Los críticos del matrimonio argumentan en ocasiones que son principalmente los hombres y los niños, no las mujeres, quienes se benefician. Pero los datos de una encuesta de 1996 del Australian Bureau of Statistics sobre 10.600 adultos sugieren otra cosa, observaba el Canberra Times el 18 de septiembre. Los datos de Australia muestran que las mujeres con menos problemas mentales de salud están casadas, trabajando y criando a los hijos.

La investigación cubría la depresión, desórdenes bipolares, manías, desórdenes de ansiedad, abuso de drogas y alcohol. Las mujeres casadas sin hijos que trabajan tienen un 14% de probabilidades de tener uno de estos problemas, mientras que las mujeres casadas con trabajo e hijos tienen un 12%. Las probabilidades de un desorden mental en las mujeres son mucho más altas si están solteras. Estar solteras y sin trabajo es el peor estado.

La investigación fue llevada a cabo por David de Vaus, del Instituto Australiano de Estudios de la Familia. Afirmó que la extensa creencia de que las mujeres se empobrecen por el matrimonio se basaba en datos de Estados Unidos de los años 60. Las investigaciones recientes, por el contrario, han demostrado que las personas «ancladas en papeles bastante fundamentales» –paternidad, pareja y trabajo- lo llevan mejor que las que no lo están.

El matrimonio no sólo es importante para los individuos implicados, sino también para la sociedad en general, observa el erudito americano James Q. Wilson. En su reciente libro «The Marriage Problem», observa: «No es el dinero sino la familia el fundamento de la vida pública».

Wilson observa las duras críticas levantadas contra la familia tradicional, y la expectativa de muchos de que el matrimonio está destinado a desaparecer, para ser reemplazado por formas alternativas de unión. También toma nota de la combinación de sexo barato, divorcio fácil y gastos de bienestar que afectan dolorosamente al matrimonio.

Sin embargo, los niños de familias que cohabitan o tienen sólo a la madre o al padre sufren más en comparación con las familias con los dos padres, afirma. Wilson cita numerosos estudios que señalan una gama de problemas a los que tienen que hacer frente los niños criados fuera de matrimonios estables, que incluyen resultados educativos más pobres, abusos sexuales, problemas físicos y psicológicos, y una mayor tendencia a cometer crímenes. Y las ventajas de la cohabitación «son sobre todo ilusorias», arguye.

Consolidar los lazos
Otros ensayos en «Marriage, Health and the Professions» se ocupan de cómo puede ayudarse a los matrimonios. William J. Doherty, director del programa de terapia matrimonial y familiar en la Universidad de Minnesota, y Jason S. Carroll, profesor adjunto en el programa de desarrollo matrimonial, familiar y humano en la Universidad Brigham Young, trataron el tema de la terapia marital.

En su opinión, los terapeutas maritales han abandonado la defensa del compromiso y la estabilidad maritales, adoptando en su lugar una postura neutral sobre el tema. Doherty y Carroll piden mayor atención a la dimensión comunitaria del matrimonio, y que se evite una perspectiva individualista. «Nuestro campo no puede ser intelectualmente honesto o profesionalmente responsable a menos que insistamos abiertamente en el significado moral, espiritual y comunitario más profundo del matrimonio», concluían.

Y en cuanto al lado espiritual del matrimonio, David P. Larson y James P. Swyers, presidente y consultor, respectivamente, en el Centro Internacional para la Integración de Salud y Espiritualidad, insisten en la importancia de la religión en la consolidación de los matrimonios.

Numerosos estudios demuestran que una vida religiosa activa tiene consecuencias positivas al ayudar a las parejas a ajustarse y perseverar en sus matrimonios. La religión también juega un papel positivo al reconciliar matrimonios con problemas. Finalmente, los autores concluyen que
el compromiso religioso se asocia con un mayor compromiso personal en el matrimonio.

El gobierno de Estados Unidos anunció recientemente su apoyo a algunos programas matrimoniales llevados a cabo por organizaciones religiosas. Como parte de la iniciativa de proporcionar fondos federales a las organizaciones con base religiosa, el secretario de servicios sanitarios y humanos, Tommy Thompson anunció más de 2,2 millones de dólares en subvenciones a 12 estados y a una variedad de organizaciones religiosas, sin ánimo de lucro y tribales, informó Associated Press el 2 de enero.

Entre ellas hay dos organizaciones y una agencia estatal que acentúan la importancia de un matrimonio sano para el bienestar de un niño. Una organización, en Pennsylvania, recibió 177.373 dólares para trabajar con las organizaciones de las iglesias locales para proveer de educación matrimonial y otros servicios a las parejas no casadas.

Sin embargo, el libro de Wilson concluye que los subsidios del gobierno no serán suficientes para restaurar matrimonios. Lo que se necesita, argumenta, es una esfuerzo unido de familias, iglesias, barrios y medios de comunicación para desviar a la cultura de su actual hostilidad hacia el matrimonio. El debate sobre cómo lograrlo continuará. Lo que está fuera de dudas es la importancia del matrimonio como parte de los fundamentos de la sociedad.

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ZENIT Staff

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