MADRID, 21 marzo 2003 (ZENIT.org).- El arzobispado de Oviedo ha emitido una nota de condena «sin paliativos» ante la ocupación de este jueves por parte de cientos de personas de la catedral durante la celebración de la Misa, así como los insultos que los ocupantes dedicaron «a miembros del Cabildo y a los legítimos representantes de la ciudad de Oviedo presentes en la eucaristía».

Los hechos sucedieron alrededor del mediodía, cuando unos trescientos miembros de Juventudes Comunistas y otros grupos entraron gritando en la catedral ovetense durante la misa conmemorativa de la muerte de Alfonso II el Casto, fundador de la ciudad, para exigir un repique de campanas por la paz.

Uno de los líderes del grupo exigió al cabildo «que toquen las campanas por la paz con la gente del Partido Popular (PP) dentro». La Misa tuvo que ser suspendida debido a los gritos y los insultos.

En su nota, el arzobispado «condena, sin paliativos, la profanación del primer templo de la Diócesis y la postura incivil de los ocupantes del mismo que, clamando por la paz, utilizaron la coacción y hasta la violencia verbal en una actitud absolutamente rechazable».

La Iglesia recuerda en la nota su posición «sin vacilaciones por la paz y el no recurso a las armas desde el primer momento», pero lamenta «que, de un tiempo a esta parte, se recurra al uso de espacios sagrados para la protesta, situando al Arzobispado en una posición de conflicto. La Iglesia, que es comprensiva y solidaria con las causas y problemas de las personas, no puede aceptar que se la instrumentalice en otras, que, pudiendo ser justas, pierden su naturaleza por los métodos empleados».