Monseñor Francis Micallef, carmelita descalzo, obispo de la capital del emirato que cuenta con unos 153.000 bautizados católicos, afirma: «Estamos tristes al ver lo que la población de Irak está teniendo que sufrir en estos, después de años de embargo y sufrimientos».
Jefe de la comunidad católica de Kuwait desde hace 21 años, monseñor Micallef celebró este domingo la misa ante un puñado de fieles.
«Habíamos rezado con el Papa y la comunidad cristiana antes del conflicto», explica el administrador apostólico de la Ciudad de Kuwait en declaraciones a la agencia misionera Misna. «Y seguiremos rezando con la esperanza de que esta guerra provoque el menor número de víctimas posible y que se restablezcan la paz y la estabilidad cuanto antes».
El obispo explica que en Kuwait la gente siente la tensión provocada por la guerra. Algunas personas llevan al cuello máscaras antigás por miedo a un ataque químico.
Los católicos kuwaitíes son en su inmensa mayoría extranjeros y sus comunidades reflejan su gran variedad de ritos (latino, siro-malabar de India, maronitas del Líbano, coptos y armenios).
El 37 por ciento de los católicos son árabes, el resto proceden de Pakistán, Egipto, Sri Lanka, India, Bangladesh, Filipinas, así como de Estados Unidos y Europa.
En su gran mayoría han venido al país para trabajar en el sector petrolero, o en trabajos domésticos de familias ricas árabes.