La comitiva oficial de despedida estuvo presidida por Sus Majestades los Reyes de España, y el presidente del gobierno, José María Aznar. También acudió a despedir a Su Santidad la Conferencia Episcopal en Pleno.
Una banda militar tocó el himno nacional español y formaciones de los tres ejércitos escoltaron el pasillo recorrido por el Papa.
El público fue sin embargo el auténtico protagonista de este acto final del Viaje.
Desde las 3 de la tarde fueron llegando a Barajas autobuses con grupos de personas dispuestas a esperar más de tres horas al sol para dar el adiós a Juan Pablo II.
Pasados los controles de seguridad la gente se agolpó en torno a las vallas que bordeaban la alfombra roja que desde la sala Vip del aeropuerto de Barajas llegaba hasta el Airbus de Iberia «Cueva de Nerja».
Algunos aprovecharon el tiempo de espera improvisando cantos, mientras otros lo hicieron rezando el Rosario.
El público que acudió al aeropuerto estaba constituido preferentemente por familias, sobre todo muchos niños, emocionados ante la posibilidad de ver al Papa de cerca.
Un bebé de pocos meses fue el asistente que estuvo más cerca del Papa. Un guardia de seguridad lo cogió y condujo unos 10 metros hasta el Santo Padre. El Papa bendijo al bebé poco antes de subir al avión, y el guardia devolvió el niño a sus padres que esperaban detrás de la valla.
La gente despidió al Papa cantando la «Salve» en latín y agitando sus manos y banderas de España y la Santa Sede.