MURCIA, 16 mayo 2003 (ZENIT.org).- Expertos del mundo de la radio coincidieron en destacar este viernes en Murcia que «La Iglesia tiene el deber de formar a los comunicadores».
Esta fue la conclusión a la que llegó la mesa redonda sobre «La radio católica» que se celebró en el marco del II Congreso Internacional «Iglesia y medios de comunicación social» convocado por la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM).
José Luis Restán, responsable de programas socio-religiosos de COPE; Rafael Ortega, jefe de emisoras de RNE; y el directivo de Radio Vaticana, padre Ignacio Arregui, han desarrollado una mesa redonda sobre la radio católica en el marco del II Congreso Internacional “Iglesia y medios de comunicación social.
José Luis Restán, responsable de programas socio-religiosos de la red de emisoras radiofónicas COPE, ilustró la forma de imprimir una «mirada católica» en la radio.
Señaló que el comunicador católico, entre otras actitudes, «debe tener afecto a la sociedad y fijarse en las personas concretas, en las familias y grupos sociales a pesar del escepticismo imperante; no crear una realidad ficticia; reconocer la dignidad de la persona, y ser consciente de que la comunidad cristiana es un bien de la sociedad».
Para conseguirlo, asegura el periodista, se debe «recuperar la alianza entre comunicación y realidad, teniendo en cuenta que el fenómeno global de la comunicación de masas produce que la realidad sea sustituida por una imagen plana construida mediante la acumulación de datos parciales, silencios y distorsiones».
Por su parte, el padre Ignacio Arregui, director de Informativos de Radio Vaticano, constató la «falta de códigos éticos» que se experimenta en muchas emisoras radiofónicas, que exige una respuesta cristiana.
Según Rafael Ortega, director de las emisoras territoriales de Radio Nacional y director del programa «Frontera» «existe una necesidad cada vez mayor de radios católicas, pues la implantación de nuevas tecnologías obligan a transformar las formas tradicionales de comunicar la fe».
Ortega incidió especialmente en la formación de los periodistas católicos como necesidad y deber de la Iglesia, pues «se trata de una posible semilla de medios de comunicación católicos».