BOMBAY, 20 mayo 2003 (ZENIT.org).- En la India sigue vigente el fenómeno del infanticidio de niñas, denuncian fuentes misioneras y gubernativas locales especialmente en el medio rural, donde no hay fácil acceso al aborto selectivo.
Al recibir el sábado pasado el doctorado «Honoris Causa» en Derecho por la Universidad La Sapienza de Roma –conferido por su obra en defensa de los derechos humanos–, Juan Pablo II dirigió duras palabras de condena contra esta práctica.
El Papa alzó la voz en defensa del « derecho de venir al mundo de quien no ha nacido aún» y la obligación de proteger a «los neonatos, especialmente a las niñas, del crimen del infanticidio».
En la India, 43 niñas de cada 1.818 neonatos son eliminadas al nacer cada año, según los datos proporcionados por la agencia Misna y otras fuentes misioneras y gubernativas locales.
La costumbre de la dote está entre las principales causas de este fenómeno, puesto que, por ejemplo, un obrero que gana el equivalente a medio euro diario, para el matrimonio de su propia hija deberá entregar una suma de al menos 970 euros.
Según las anteriores fuentes, las recién nacidas son sepultadas vivas o asesinadas con otros métodos, como la asfixia.
«El infanticidio está más presente en las zonas rurales. Sin embargo, el acceso al aborto conduce a los abortos selectivos», explicó a los micrófonos de Radio Vaticana el padre Carlo Torriani, misionero en Bombay.
El fenómeno tiene su origen en que «en la India el hijo varón es muy apreciado porque, según la religión hindú, debe ser el primogénito varón quien lleve a cabo los ritos fúnebres y porque para casar a las hijas existe la costumbre de entregar una dote, cosa que frecuentemente es un gran peso para la familia», añadió el misionero.
Por ello, es muy frecuente también el aborto del feto de sexo femenino, «recientemente facilitado con la identificación del feto en el período prenatal», reconoció.
Para poner freno a esta situación, el gobierno pide a los fabricantes y vendedores de aparatos de ecografías la información de los compradores y de los lugares en que se utilizan.
Sin embargo, no hay aún datos del resultado de esta medida. «Es más, en la zona de Delhi se ha detectado que el porcentaje entre varones y mujeres continúa disminuyendo», confirmó el padre Torriari.
Por otro lado, según describe el sacerdote, se está difundiendo una educación, también a nivel escolar e incluso en la televisión, que muestra que «las niña son útiles, que las mujeres son necesarias para la sociedad, a fin de formar a las personas en el respeto del nacimiento de las niñas».
A la formación de la opinión pública contribuyen igualmente los católicos, que en la India representan al 2% de la población.
«El único estado de la India en el que la equivalencia entre hombres y mujeres es prácticamente igual es precisamente Kerala –recordó el padre Torriari–, donde hay un presencia muy elevada de la minoría católica y cristiana».