CIUDAD DEL VATICANO, 21 mayo 2003 (ZENIT.org).- Sólo con la ayuda de Dios es posible afrontar los peligros y el mal que todo hombre y mujer se encuentra en el camino de su vida cotidiana, aseguró Juan Pablo II este miércoles.
«Dios no nos abandonará en la lucha contra el mal» concluyó el Papa al comentar el Salmo 143, oración del Rey David por la victoria y la paz, en el encuentro con unos 18.000 peregrinos que participaron en la audiencia general celebrada en la plaza de San Pedro del Vaticano.
«Sólo con la ayuda divina podemos superar los peligros y las dificultades que salpican todos los días de nuestra vida –afirmó–. Sólo si contamos con la ayuda del Cielo podemos comprometernos, como el antiguo rey de Israel, a caminar hacia la libertad de toda opresión».
El Salmo presenta a Dios con imágenes marciales: «instructor militar, fortaleza inexpugnable, escudo protector, triunfador».
Por una parte, aclaró el obispo de Roma, «quiere exaltar la personalidad de Dios, que se compromete contra el mal en la historia: no es una potencia obscura o una especie de hado, ni un soberano impasible e indiferente ante las vicisitudes humanas».
Por otra, añadió, «emerge la firme convicción de que somos frágiles, como el soplo del viento, si el Creador no nos conserva en vida», afirmó.
Los cristianos, concluyó el Papa, repiten la oración que eleva este Salmo 143 «poniendo la mirada en Cristo, que nos libera de todo mal» y sostiene al creyente en la batalla contra los poderes perversos y ocultos.
La meditación de este miércoles continuó con la serie de meditaciones que Juan Pablo II está ofreciendo en las audiencias generales sobre los Salmos y Cánticos del Antiguo Testamento. Pueden leerse en la sección «Audiencia del miércoles» de la página web de Zenit (http://www.zenit.org/spanish/audiencia/).