ROMA, 21 mayo 2003 (ZENIT.org).- Cada día, en el mundo, unas 5.000 personas se quitan la vida, constató este martes el Congreso «Suicido, ¿opción, locura o misterio?».
Celebrado en Roma por el Instituto Internacional de Teología Pastoral y Sanitaria «Camillianum», el encuentro subrayó el aumento de suicidios entre adolescentes en países como Alemania, Dinamarca, Finlandia, Austria y Suiza, en los que el nivel de vida es más elevado.
Según el subdirector del Instituto, el padre Arnaldo Pangrazzi, cuya intervención ha sido sintetizada por «Radio Vaticano», «la vida de los jóvenes acostumbrados al bienestar queda expuesta al riesgo a causa de la falta de capacidad para resistir el dolor».
«Esta fragilidad explica su dificultad para afrontar los disgustos, conflictos, el vacío interior y espiritual, la falta de ideales y proyectos de vida», añadió.
El padre Pangrazzi observó que en «los países ricos las personas que tratan de suicidarse experimentan el contraste entre la belleza y la tranquilidad exterior presentado y su mundo interior lacerado por profundos conflictos».
Los expertos constataron, además, que la primavera es la estación en la que más suicidios se verifican.
Ante un despertar generalizado de la naturaleza y de las actividades sociales, las personas que experimentan profundas crisis existenciales, agudizan su malestar, y encuentran dificultades para dar un sentido a su vida.
En este contexto, la muerte causada por la búsqueda de emociones extremas, como la alta velocidad en coche, puede considerarse como una forma de suicidio, es decir, como una falta de amor por la propia vida, surgida del vacío interior.