CIUDAD DEL VATICANO, 1 junio 2003 (ZENIT.org).- Publicamos las palabras que dirigió Juan Pablo II este domingo a mediodía a los miles de peregrinos que se congregaron en la plaza de San Pedro para rezar la oración mariana del «Regina Caeli».
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¡Queridos hermanos y hermanas!
1. En muchos países se celebra en este domingo la solemnidad de la Ascensión del Señor. Cuarenta días después de Pascua –leemos en el Evangelio–, Jesús llevó a los apóstoles «hasta cerca de Betania y, alzando sus manos, los bendijo. Y sucedió que, mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado al cielo» (Lucas 24, 50-51). La Ascensión es el momento final de la «Pascua» de Cristo, que el evangelista Juan describe precisamente como paso «de este mundo al Padre» (Juan 13, 1).
Él quiere conducir a toda la humanidad al único Padre celestial. «Iré a prepararos un lugar –dijo a los discípulos en la Última Cena–…, para que donde esté yo estéis también vosotros» (Juan 14, 3). Que la fiesta de hoy despierte en nuestros corazones el deseo del Cielo, nuestra patria eterna.
2. Se celebra hoy, además, la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales que tiene por tema «Los medios de comunicación social al servicio de la auténtica paz a la luz de la «Pacem in Terris»».
Cuarenta años después de la publicación de la histórica encíclica del beato Papa Juan XXIII, es particularmente importante reflexionar sobre el papel de los medios de comunicación en la construcción de un mundo pacífico, fundado en la verdad, la justicia, el amor y la libertad. En efecto, los medios de comunicación social pueden dar una contribución válida a la paz, abatiendo las barreras de la desconfianza, alentando la comprensión y el respeto recíproco, y más aún, favoreciendo la reconciliación y la misericordia. En virtud de su vocación y profesión, los agentes de los medios de comunicación están llamados a ser, por tanto, agentes de paz.
3. Que María Santísima, estrella de la evangelización, proteja y asista a cuantos trabajan en el campo de la comunicación social, especialmente al servicio del Evangelio y de la Iglesia. Que María, Reina del Cielo, nos ayude también a todos nosotros a vivir con la mirada constantemente dirigida hacia Cristo, que hoy sube triunfante en la gloria del Paraíso.
«Regina Caeli…»
[Traducción del original italiano realizada por Zenit]