BARCELONA, 20 junio 2003 (ZENIT.org).- El profesor Olivier Roy, asesor del gobierno francés en materia islámica, constató este jueves en Barcelona que, en el nuevo contexto de la globalización, «el Islam vive un fenómeno de separación entre religión y cultura, y en esta situación necesita redefinirse».

«La inmigración ha provocado una ruptura entre la religión y la sociedad: esta ya no tiene evidencias religiosas y es el creyente --inmigrante y minoritario--, quien debe definir qué es ser religioso», explicó Roy en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona.

«El musulmán hoy se encuentra con una división entre religión y cultura; profundiza en la fe y la espiritualidad, redescubre la dimensión personal e individual de la religión y deja de preocuparse por la tradición, la autoridad o la teología, y más aún de continuar con la religiosidad de sus padres, con la que muchas veces colisiona», afirmó Roy, experto en el Islam político en Afganistán y asesor del Ministerio de Asuntos Exteriores de Francia en temas islámicos.

«El mundo islámico está ligado a dos fenómenos: la circulación de las personas en Occidente, y la globalización del Islam, que también tiene lugar en los países musulmanes --no circulan las personas pero sí viajan las ideas, la cultura, los modos de entender la religión--», dijo Roy, investigador del Centro de Estudios e Investigaciones Internacionales (CERI) de París.

Para ilustrar el nuevo rostro del Islam se sirvió de la literatura musulmana: «Años atrás, los libros tenían títulos poéticos como "Las perlas del mar de la sabiduría". Hoy, en cambio, se titulan "Qué es el Islam", "Qué significa ser musulmán", "Qué es la fe", escritos por autodidactas y no por grandes maestros», explica el autor de libros como «L’Islam Mondialisé» («El Islam globalizado»)

Esto no significa que los teólogos y los sabios hayan desaparecido --advirtió--, pero sí que «la sabiduría de los ulemas ya no es práctica para el creyente de a pie, que tiene la necesidad de objetivar y definir su fe».

La pregunta sobre si el Islam es compatible con Europa «es una pregunta falsa», según Roy, quien explica que desde siempre «el Islam ha contado con pensadores liberales que han propuesto lecturas metafóricas del Corán o que han privilegiado el espíritu por encima de la letra».

«En el Islam la modernización no pasa por un "aggiornamento" o por una "teología de la liberación" sino por el fundamentalismo, una nueva forma de globalización del Islam», declaró.

Los neofundamentalismos --término usado por Roy para referirse a movimientos fundamentalistas islámicos-- critican la cultura musulmana tradicional, explicó, y puso el ejemplo de los talibán.

«Los talibán afganos al llegar al poder no tenían como enemigo a Occidente sino la propia cultura afgana tradicional. Era una guerra cultural: prohibieron la danza, la poesía, la música, las películas… todo lo que pudiera ser un estorbo para cumplir con los preceptos, que para ellos son lo único que cuenta. Estas formas de religiosidad anulan la cultura, y no tienen nada que ver con el odio contra los cristianos o contra Occidente», aclaró Roy.

Para un neofundamentalista, «no tener cultura es positivo porque permite ser un auténtico musulmán y vivir el Islam como si fuera un contenido puro». En este sentido, «no es pertinente hablar de choque cultural o de civilizaciones», opinó.

«Estos neofundamentalistas islámicos se radicalizan en tierra occidental, y si luchan no regresan a su país para afiliarse a una de las organizaciones radicales sino que entran en contacto con las células occidentales», reveló Olivier Roy.

En el mundo globalizado, «los fundamentalistas tienen éxito porque tienen clara la norma y las reglas del juego (en Internet crean sitios en inglés y no en árabe, por ejemplo) y sus formas de religiosidad son modernas», ilustró el especialista.

En lo que atañe a Osama Bin Laden, Olivier Roy subrayó que «no se interesa por el cristianismo sino que más bien es la expresión violenta de la política tradicional en el Islam, que lucha contra los ateos, los que han renunciado a la religión: Bin Laden considera que el Occidente no tiene valores ni religión».

Olivier Roy distinguió entre los atentados suicidas de los kamikaces palestinos y los de los «binladenistas», que «son diferentes», puntualizó.

«Los palestinos, si pudieran evitar la muerte lo harían y buscarían otros medios para conseguir su fin, que es político. En cambio, los suicidas de Bin Laden no tienen otra alternativa que morir, porque el acto suicida no es un medio sino un fin», indicó.

«¿Qué quieres negociar con Bin Laden?» preguntó el profesor. «Nada: Son suicidas», subrayando la diferencia de este tipo de terrorismo con el de otros grupos armados (IRA, ETA o los palestinos), cuyo ideal es político y reivindicativo.

«En Bin Laden no hay nada más, no nos lo podemos imaginar diciendo que renuncia al terrorismo y pasa a la política, porque no es su intención, no le interesa para nada la idea de un estado islámico. En Bin Lden hay una ausencia total de perspectiva política», concluyó Roy.

La Conferencia titulada, «La globalización del Islam», fue organizada conjuntamente por el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona y el Fórum Universal de las Culturas Barcelona 2004.