CIUDAD DEL VATICANO, 1 junio 2003 (ZENIT.org).- Veinticuatro horas después de que la Santa Sede expresara su «sorpresa» por la ausencia de toda referencia al cristianismo en el borrador del Preámbulo a la futura Constitución europea, Juan Pablo II invitó a los cristianos a colaborar activamente con sus valores en la construcción de la nueva Europa.
Fue la invitación que hizo este sábado a un grupo de unos cien peregrinos franceses de Bretaña, guiados por el obispo de Saint-Brieuc y Tréguier, monseñor Lucien Fruchaud, que vinieron a Roma para celebrar el séptimo centenario de la muerte de san Yves –o Ivo, como también se le conoce en castellano–, patrono en muchos países de los abogados, jueces y notarios.
Yves de Hélori (1253-1303), juez eclesiástico, según cuenta la tradición, renunció a su cargo para no traicionar su conciencia ante imposiciones del rey de Francia, Felipe IV, y se dedicó a partir de entonces a defender a los pobres y a predicar el Evangelio.
«Los valores propuestos por san Yves siguen siendo un poderoso estímulo para nuestro tiempo, particularmente en la Europa que se está construyendo», aseguró el Papa en su discurso.
«Servidor de la justicia, san Yves invita a los hombres de buena voluntad a construir un mundo de paz, fundado sobre el respeto del derecho y el servicio a la verdad», afirmó.
«Defensor de los pobres, este abogado alienta a las personas y los pueblos a vivir la solidaridad y la equidad, que garantizan los derechos de los más débiles, de quienes debe ser plenamente reconocida su dignidad inalienable», subrayó.
«Que el ejemplo y la vida de san Yves sirva para invitar a los cristianos a contribuir activamente a la construcción de Europa, comunidad de destinos en la que todos están llamados a trabajar para que el amor y la verdad se encuentren, y la justicia y la paz se abracen», concluyó.
Los cien peregrinos, que en nombre de Bretaña agradecieron al Papa el mensaje que ha escrito con motivo de este centenario, y el que haya nombrado enviado especial a las celebraciones de Tréguier al cardenal Mario Francesco Pompedda, quedaron sorprendidos al ver cómo el obispo de Roma les saludó personalmente uno a uno, según declaró tras la audiencia a Zenit monseñor Fruchaud.