La ceremonia de ordenaciones tuvo lugar en la Basílica de Guadalupe, que se vio colmada en toda su capacidad por una gran cantidad de fieles entre familiares, amigos y fieles de las parroquias donde desempeñaron su labor en este último año.
Junto con el cardenal Rivera concelebraron el cardenal Ernesto Corripio Ahumada, arzobispo emérito de México, los obispos auxiliares de la arquidiócesis y un sinnúmero de sacerdotes que acompañaban a los neosacerdotes.
En su homilía, el cardenal Rivera se dirigió a los neosacerdotes para recordarles que «sin la Eucaristía su sacerdocio no tendrá sentido, sin la Eucaristía ustedes se reducirían a simples líderes, a simples jefes de una comunidad».
«Sólo en la Eucaristía el evangelizador puede cumplir su cometido. ¿Por qué? Porque la evangelización no es una moral, no es ni siquiera una doctrina. La evangelización esencialmente consiste en encontrarse con una Persona, que es Cristo Jesús», respondió.
«Y en ninguno de los sacramentos mejor que en la Eucaristía, Jesús se hace presente», añadió.
Al final de la misa, y tras unas palabras de agradecimiento que un neosacerdote dirigió en nombre de todos, recibieron sus destinos, su primera misión sacerdotal. La mayoría fueron asignados para colaborar en una parroquia de la arquidiócesis; otros continuarán estudios en Roma; y otro pequeño grupo colaborará en los seminarios de la arquidiócesis.
Al día siguiente, la arquidiócesis estaba de fiesta porque Pentecostés se convirtió en la fiesta de envío de 31 misioneros: sacerdotes, religiosos y laicos.
Los misioneros pertenecen a distintas instituciones misioneras presentes en la arquidiócesis de México: Misioneros de Guadalupe, Misioneros Combonianos, Misioneros Eucarísticos Guadalupanos de San José, Misioneras Eucarísticas Guadalupanas de San José, Misioneras Hermanas Combonianas, Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús y de Santa María de Guadalupe, Misioneros Servidores de la Palabra, Misioneras del Corazón Eucarístico de Jesucristo Rey, Misioneras Servidoras de la Palabra.
Los países en los que los misioneros desempeñarán su labor están esparcidos por varios continentes: Corea, Japón, Mozambique, Perú, Eritrea, Ecuador, Zambia, España, Estados Unidos, El Salvador, República del Congo, Guatemala, Italia, Chile y República Dominicana.
En su homilía de Pentecostés, el cardenal Rivera se alegró porque también esta Iglesia local sigue el ejemplo de los Apóstoles reunidos en torno a María para recibir el Espíritu Santo. Una vez que inunda sus almas, los apóstoles «comienzan a dispersarse, a ir por distintos rumbos a proclamar a Jesucristo, muerto y resucitado», afirmó.
