HYDERABAD, 9 junio 2003 (ZENIT.org-Fides).- La falta de agua no sólo provoca víctimas inmediatas, sino que compromete las cosechas, advirtió el jueves pasado el arzobispo de Hyderabad --capital de Andra Pradesh, el Estado más afectado por la fuerte ola de calor en el sur de la India--.
«La gente está sin agua potable --explicó monseñor Joji Marampudi--. En los pueblos, habitados en su mayoría por población indígena católica, se sigue muriendo y las cosechas están quemadas. Pero también en la capital, Hyderabad, estamos sin agua».
«La situación es muy grave --constató--. Esperamos el monzón como una bendición de Dios».
Se calcula que más de 1.250 personas han muerto por ataques cardiacos y deshidratación, y las temperaturas alcanzan los 52º.
Muchos de los fallecidos son trabajadores del campo que no han renunciado a su labor, a pesar de las elevadas temperaturas, para no perder su salario diario.
Mientras, numerosas personas se refugian en los templos hindúes, iglesias y mezquitas en busca de alivio.
Según el prelado, «Cáritas ha organizado un equipo de voluntarios formado por catequistas, maestros y jóvenes para abastecer de agua potable a los pueblos más afectados. Pero las ayudas escasean».
«Hemos recibido donaciones por valor de 4.000 dólares y estamos organizando la distribución del agua --añadió--. Pero lo que podemos hacer es ciertamente poco frente a las necesidades. Las ayudas de las autoridades locales son insuficientes».
El arzobispo de Hyderabad recalcó que «la falta de agua potable crea víctimas inmediatas, pero causará graves dificultades a la agricultura comprometiendo la cosecha del año».
«Pedimos un apoyo mayor de “Cáritas India” y lanzamos un llamamiento a la comunidad católica y a Cáritas de todo el mundo. Grandes grupos de la población que sobreviven gracias a la agricultura, corren peligro en el presente, pero también en el futuro», concluyó.
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Jun 09, 2003 00:00