CIUDAD DEL VATICANO, 26 junio 2003 (ZENIT.org).- Juan Pablo II pidió este jueves a los obispos de la India que garanticen una «sólida formación teológica» en los seminaristas y sacerdotes superando la tentación de hacer del cristianismo una mera «sabiduría humana» o «seudociencia del bienestar».
El llamamiento del Papa a los obispos de las provincias eclesiásticas indias de Cuttack-Bhubaneswar, Patna y Ranchi, que terminaban su quinquenal visita «ad limina apostolorum», es particularmente significativo, pues su país cuenta hoy con el mayor número de seminaristas católicos del mundo.
El 1 de enero de 2002, según el Anuario Estadístico de la Iglesia, la India tenía 11.303 estudiantes de filosofía y teología (candidatos al sacerdocio religiosos y diocesanos) y 10.547 alumnos en seminarios menores.
Países con un numero de católicos muy superior tienen menos estudiantes de filosofía y teología en sus seminarios. Por ejemplo, en Brasil son 9.610, en Polonia 6.767, en Filipinas 6.755, en México 6.700, en Italia 6.205, en Estados Unidos 5.080, en Colombia 4.690, en España 2.732, en Argentina 1.949, en Francia 1.428, en Alemania 1.249, en Ucrania 1.227.
Dirigiéndose a los obispos el Papa expresó su esperanza en que «perseveréis en vuestros esfuerzos por garantizar una sólida formación teológica en vuestros seminarios y una profunda formación continua para vuestros sacerdotes».
De este modo, consideró, se pude rechazar «la tentación de reducir el cristianismo a una mera sabiduría humana, una seudociencia del bienestar».
«Una preparación teológica adecuada requiere una formación que, respetando esa parte de verdad que se encuentra en otras tradiciones religiosas, proclama indefectiblemente que Jesucristo es «el Camino, la Verdad y la Vida»».
«Con este objetivo, las instituciones católicas de educación deben ofrecer una profunda formación filosófica, necesaria para el estudio de la teología», recordó. «La verdad trasciende las limitaciones del pensamiento tanto Oriental como Occidental y une a toda cultura y sociedad».
«Al participar en la misión profética de Cristo –dijo el Papa a los prelados–, tenemos la solemne responsabilidad de hacer esa verdad más cercana aún a nosotros mismos y a los demás. Este deber sagrado es particularmente corresponde particularmente a aquellos a los que se les confía la formación de sacerdotes y religiosos».
Los formadores y profesores de las instituciones católicas, siguió recordando, «están obligados a enseñar el mensaje de Cristo en su plenitud como el único camino, y no como un camino entre otros muchos», aclaró.
«Obrando de este modo, los teólogos –como siervos de la verdad divina– dedican sus estudios y trabajos a un entendimiento más profundo de esa verdad y nunca pierden de vista el significado de su servicio en la Iglesia», concluyó.