CIUDAD DEL VATICANO, 30 junio 2003 (ZENIT.org).- Ante la delegación del patriarca ecuménico de Constantinopla y en el marco de la celebración eucarística durante la cual impuso el sagrado palio a cuarenta arzobispos, Juan Pablo II renovó ayer su total disponibilidad al servicio de la comunión entre los discípulos de Cristo.
Según una tradición ya consolidada, con ocasión de la solemnidad de San Pedro y San Pablo, patronos de Roma, estuvo presente en la Santa Misa la delegación del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla encabezada por el arzobispo greco-ortodoxo de América –S. E. Demetrios—, formada además por S. E. Teodoretos, obispo de Nazianzos, asistente del arzobispo greco-ortodoxo de Thyateira y Gran Bretaña, por el archimandrita Athenagoras del Fanar y por el diácono Panteleimon.
«El gozo de la fiesta de hoy –reconoció Juan Pablo II– es más intenso por la presencia de la delegación enviada por Su Santidad Bartolomé I, Patriarca Ecuménico» –considerado como «primus inter pares» de la ortodoxia–.
El intercambio recíproco de delegaciones por la fiesta de San Andrés en Constantinopla y por la de los Santos Pedro y Pablo en Roma se ha convertido, con el paso del tiempo, en un «signo elocuente de nuestro empeño orientado a alcanzar la plena unidad», constató el Papa.
El Prefacio de la celebración –«Con diferentes dones edificaron la única Iglesia»–, referido a los apóstoles Pedro y Pablo, «parece poner en evidencia justamente el empeño de buscar con todo esfuerzo la unidad, respondiendo a la invitación tantas veces repetido por Jesús en el Cenáculo: “ut unum sint! –“¡que sean uno!”–», observó.
«Como obispo de Roma y Sucesor de Pedro renuevo hoy, en el sugestivo marco de esta fiesta, mi plena disponibilidad para poner mi persona al servicio de la comunión entre todos los discípulos de Cristo», afirmó el Santo Padre.
«El Señor, que conoce nuestras debilidades y vacilaciones –añadió el Santo Padre–, nos promete su ayuda para superar los obstáculos que impiden la concelebración de la única Eucaristía».
Al concluir la Santa Misa, S. E. Demetrios –al frente de la delegación del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla— felicitó a Juan Pablo II por sus 25 años de pontificado, un ministerio caracterizado por «un esfuerzo constante para promover la paz en el nombre de Dios, la reconciliación entre los pueblos y para facilitar la superación de la trágica separación y división de nuestras Iglesias».
«Pasos considerables se han dado hacia la unidad y oramos para que haya más, de forma que nuestro mundo roto y caído tenga un testimonio aún mayor de la posibilidad de reconciliación, contemplando los bellos y fuertes vínculos de amor que nos unen en la fe y el servicio a Jesucristo», concluyó arzobispo greco-ortodoxo de América.