CIUDAD DEL VATICANO, 11 noviembre 2003 (ZENIT.org).- Juan Pablo II exigió este martes al sindicato Solidarnosc, protagonista de la caída del régimen comunista en Polonia, que vuelva a salir en defensa de los trabajadores y denunció la «politización» de la plataforma sindical.
«Todos los trabajadores, independientemente de quien ostenta el poder, esperan ayuda para defender sus justos derechos», indicó el Santo Padre al encontrarse con representantes del histórico organismo, entre quienes se encontraba el ex presidente polaco Lech Walesa.
En el encuentro que tuvo lugar en la Sala de las Audiencias generales del Vaticano, el obispo de Roma comenzó recordando los años ochenta en los que Solidarnosc se enfrentó «a la supresión programada de la libertad del ser humano, a la humillación de su dignidad y a la negación de sus derechos fundamentales».
Su acción, añadió, fue decisiva para «las transformaciones pacíficas» que en 1989 «prevalecieron sobre el odio y el deseo de venganza y pasaron a ser el germen de la construcción de un estado demócrata».
Ahora bien, reconoció con profunda tristeza el Papa polaco, aquellos acontecimientos «parecen escapar a la memoria», especialmente entre los jóvenes.
La necesidad de «garantizar la dignidad y la eficacia del trabajo humano no ha perdido importancia», reconoció, citando los problemas actuales del mundo laboral en Polonia: el desempleo, el trabajo temporal, los despidos «sin atención alguna por las suertes de los empleados y de sus familias», la diferencia entre el empleo público y el privado.
«Es necesario que vuestro sindicato salga abiertamente en defensa de los trabajadores, a quienes los empresarios niegan el derecho a la voz, el derecho a oponerse a los fenómenos que violan los derechos fundamentales del trabajador», exigió el ex arzobispo de Cracovia.
En particular, denunció la cuestión del impago de los salarios en Polonia y la definió como «un pecado que clama venganza al cielo».
En los últimos años, siguió constatando en polaco, una «politización del sindicato, probablemente debido a la necesidad histórica, ha provocado su debilitación».
«Si Solidarnosc hoy quiere servir verdaderamente a la nación, tendría que volver a sus raíces», concluyó.