CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 12 enero 2004 (ZENIT.org).- Juan Pablo II ha invitado a los cristianos de las diferentes confesiones a descubrir la «fuerza pacificadora» que podrían desencadenar con la superación de sus propias divisiones.
Fue la conclusión a la que llegó este lunes en el discurso al Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede en el que analizó la situación de la paz en el escenario internacional.
«Sabéis que el compromiso ecuménico es uno de los intereses de mi pontificado –confesó ante los embajadores al concluir su intervención–. Estoy convencido de que si los cristianos fueran capaces de superar sus divisiones, el mundo sería más solidario».
«Por este motivo –añadió–, siempre he favorecido los encuentros y declaraciones comunes, viendo en cada uno de ellos un ejemplo y un estímulo para la unidad de la familia humana».
«Cristianos –exhortó–, tenemos la responsabilidad de que «el Evangelio de la paz». Todos juntos podemos contribuir eficazmente al respeto dela vida, a la tutela de la dignidad de la persona humana y de sus derechos inalienables, de la justicia social y de la preservación del ambiente».
«Además, la práctica de un estilo de vida evangélico hace que los cristianos puedan ayudar a sus compañeros en humanidad a superar los instintos, a vivir gestos de comprensión y de perdón, a salir juntos en ayuda de los que lo necesitan», añadió.
«No se valora suficientemente la fuerza pacificadora que los cristianos unidos podrían tener en el seno de su propia comunidad, así como en el seno de la sociedad civil», reconoció el obispo de Roma.