Los rabinos de Israel piden al Papa instituir una Jornada para el Diálogo con los Judíos

Le piden asociarse a las celebraciones del «año de Maimónides»

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ROMA, lunes, 19 enero 2004 (ZENIT.org).- Los grandes rabinos de Israel han expresado a Juan Pablo II su deseo de que los católicos en el mundo celebren una Jornada de Diálogo con los Judíos.

Asimismo, el rabino Yona Metzger (asquenazí) y el rabino Slomo Amar (sefardí), sugirieron al Papa que se sume con un gesto significativo a la celebración al año de Maimónides, filósofo y teólogo de Córdoba (1135-1204).

Así lo revelaron los mismos rabinos el viernes, tras el encuentro de unos 35 minutos que mantuvieron con el Papa, en una rueda de prensa celebrada en la Sala del Consejo de la Gran Sinagoga de Roma.

La Jornada para el Diálogo con los Judíos ya existe en Italia desde hace años y se celebra el 17 de enero, en la víspera de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. Es un día en el que judíos y católicos se encuentran en conferencias, visitas a las sinagogas, o convivencias para conocerse mejor.

Los rabinos expresaron el deseo de que, con motivo del octavo centenario de la muerte del gran filósofo y teólogo judío «Rambam» Maimónides, la Santa Sede preste (durante un tiempo o incluso de manera indefinida) alguno de sus preciosos manuscritos que se conservan en la Biblioteca del Vaticano para que puedan ser expuestos en Israel.

Maimónides, que formuló los «Trece artículos de fe», uno de los diversos credos a los que numerosos judíos ortodoxos todavía se adhieren, es reconocido como el filósofo judío más importante de la edad media.

En «Guía de perplejos», escrita en árabe (c. 1190), Maimónides intenta armonizar fe y razón conciliando los dogmas del judaísmo rabínico con el racionalismo de la filosofía aristotélica en su versión árabe, que incluye elementos de neoplatonismo.

Esta obra, en la que considera la naturaleza de Dios y la creación, el libre albedrío y el problema del bien y del mal, tuvo una gran influencia en filósofos cristianos como santo Tomás de Aquino y san Alberto Magno.

Al mismo tiempo los rabinos pidieron que el Papa done un objeto de culto judío en posesión de la Iglesia católica. Interrogados sobre a qué objeto se referían, los rabinos respondieron que dejaban a la discreción de Juan Pablo II la facultad de escoger.

Los rabinos se dirigieron al Papa en la audiencia en hebreo moderno. El intérprete al italiano fue el embajador de Israel ante la Santa Sede, Obed Ben-Hur, quien desempeña su misión desde junio de 2003. Estuvieron acompañados en la audiencia por el gran rabino de Roma, Riccardo Di Segni.

En su encuentro posterior con los periodistas, los dos rabinos insistieron en el carácter «cordial», «cálido» y «amigable» del encuentro. El rabino Metzger subrayó que el Papa estuvo muy «atento» a todo lo que se le decía y muy «cálido» al recibir sus huéspedes.

El rabino Amar reconoció que ese encuentro había «hecho crecer la esperanza en la reconciliación y la fraternidad entre las dos religiones», así como la «intensificación de las relaciones», subrayando que el Papa y sus colaboradores han utilizado en el pasado palabras «fuertes» para condenar el antisemitismo.

Ante la pregunta sobre los rumores, según los cuales, en el Vaticano se encuentra la «Menorá» (candelabro de siete brazos del Templo de Jerusalén), los rabinos declararon que no querían hacer consideraciones sobre «rumores» y que preferían concentrar su atención sobre los importantes temas que habían planteado al Papa.

Con motivo del decimoctavo aniversario de la visita de Juan Pablo II a la gran sinagoga judía de Roma, que celebra sus cien años, el rabino Metzger renovó al Papa a regresar a Jerusalén y recordó que en el año 2004 se celebra también el décimo aniversario del «Acuerdo fundamental» entre la Santa Sede y el Estado de Israel.

Para el rabino Amar, la dificultad más grande entre las personas y las comunidades es «la falta de comunicación», la imposibilidad de «comprender» o de «escuchar» al otro, de manera que cada quien se queda en sus posiciones. «Hay que hablar», insistió el rabino.

En el momento en el que nos hablamos «de manera auténtica» se da «una semilla, un inicio de esperanza». Estos encuentros interreligiosos, subrayaba, pueden «superar las dificultades que se dan a nivel político».

El gran rabino Metzger reveló que en la audiencia tocaron el tema de la lucha contra el antisemitismo y el terrorismo, diciendo: «Ayer nos perseguían porque no teníamos Estado y hoy porque lo tenemos». Reveló que ha lanzado un llamamiento a los jefes religiosos musulmanes para que impidan el aumento del terrorismo con pretextos religiosos.

Todos somos «hijos de Abraham», recordó, y es imposible que «este padre se alegre al ver que los hermanos se matan los unos a los otros». «¡Se ha derramado suficiente sangre!», afirmó recordando el mandamiento «no matarás».

Hay que volver a sentarse «en torno a una mesa» para hablar, insistió el rabino Amar, pues cuando hay diálogo comienza la solución. Hace falta «paciencia» y «tolerancia» para construir «puentes» que conduzcan al diálogo y que permitan «escuchar la sabiduría de los demás», cuando cada quien «piensa que tiene razón».

«Si todos tuviéramos esta disponibilidad, el mundo ya sería diferente», concluía el rabino.

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ZENIT Staff

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