HO CHI MINH CITY , martes, 3 febrero 2004 (ZENIT.org).- En un informe titulado «Reflexión sobre la situación religiosa de la Iglesia católica en Vietnam», el padre Chan Tin, redentorista vietnamita de 83 años, ha denunciado la política engañosa del régimen del país, que afirma garantizar los derechos humanos y la liberad religiosa de sus ciudadanos cuando en realidad comete graves violaciones.
El documento, del que el ofreció algunos contenidos «Asianews», revela que en Vietnam quien expresa opiniones políticas diferentes a las del poder es perseguido, detenido o eliminado.
Los condenados a muerte no tiene garantía alguna de justicia, porque no son procesados ni tienen derecho a un abogado. Sólo en el 2003, se dictaron 100 sentencias de condena a la pena capital.
Además, en los últimos años Vietnam ha limitado el uso de Internet y sigue arrestando a los cibernautas bajo acusación de espionaje o de difusión de material crítico hacia el régimen.
En febrero del 2002, Le Chi, un joven profesor de informática, fue condenado a 4 años de cárcel porque estaba enviando un correo electrónico al extranjero desde un cibercafé. Su situación es especialmente crítica porque está enfermo y en prisión no puede recibir el tratamiento que necesita.
En cuanto a la libertad religiosa, el gobierno afirma que está recogida en la Constitución y que es respetada. Sin embargo, el padre Chan Tin expone detalladamente en su informe la estrategia del régimen vietnamita para llevar a cabo una persecución y represión de las religiones en general, de los diferentes grupos religiosos y de la Iglesia Católica en particular.
Denuncia la ingerencia del Estado en el corazón mismo de la Iglesia Católica, con el intento de minar la estructura y controlar sus asuntos internos. Los obispos han sido obligados a pedir la aprobación del Estado para la designación, formación y traslado a otras parroquias de los sacerdotes; los seminaristas han sido forzados a estudiar la filosofía marxista-leninista.
Igualmente advierte que los cristianos de las minorías religiosas de las montañas («montagnards») y de las provincias de noroeste sufren persecución. De hecho, durante el 2003 aumentó la represión de las minorías étnicas cristianas de las montañas. El pasado octubre, cuatro personas pertenecientes a una minoría étnica fueron condenadas a 13 años de cárcel por disentir del gobierno.
El informe no omite que los bienes de la Iglesia son frecuentemente expropiados, como ocurrió con el monasterio benedictino de Thiên An y con el santuario de La Vang en Huê.