CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 5 febrero 2004 (ZENIT.org).- Juan Pablo II pronunció este jueves una enérgica del racismo y del antisemitismo al recibir en audiencia a una delegación del Comité Judío Estadounidense.
El Santo Padre, repitió una vez más en el encuentro con sus huéspedes que la violencia profana la religión cuando trata de buscar en ella una justificación.
La visita del Comité tiene lugar un año antes de que se celebre el cuadragésimo aniversario de la Declaración Conciliar «Nostra Aetate» que, como reconoció el mismo Papa en su breve discurso en inglés «tanto ha contribuido a reforzar las relaciones entre católicos y judíos».
El mismo Comité ya había visitado al Papa en 1985 para celebrar el vigésimo aniversario del documento del Concilio Vaticano II, proclamado el 28 de octubre de 1965.
Cuarenta años después, siguió reconociendo el Papa, «se da, por desgracia, una gran necesidad de reafirmar nuestra firme condena del racismo y el antisemitismo».
«La violencia en nombre de la religión es siempre una profanación –denunció–. Para contrarrestar esta tendencia alarmante es necesario que subrayemos juntos la importancia de la educación religiosa que promueve el respeto y el amor hacia el prójimo».
El Santo Padre hizo referencia por último a la situación que en estos momentos atraviesa Tierra Santa, «afligida todavía por la violencia y los sufrimientos».
«Rezo con fervor para que se encuentre una solución justa que respete los derechos y la seguridad de los israelíes y de los palestinos», aseguró el pontífice antes de invocar paz en hebreo: «Shalom aleichem».