CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 6 febrero 2004 (ZENIT.org).- El rechazo de la ley natural es el motivo por el que en estos momentos falta un fundamento ético común a la humanidad, independientemente de su creencia o cultura, constata Juan Pablo II.

El pontífice ha pedido, por tanto, promover convergencias con exponentes de otras religiones y con personas de las diferentes culturas para que la ética, especialmente en la vida pública, no quede simplemente a la merced del consenso de las mayorías.

El redescubrimiento de la ley natural se convirtió en uno de los argumentos centrales del discurso que dirigió este viernes a los participantes en la sesión plenaria bienal de la Congregación vaticana para la Doctrina de la Fe.

«La ley natural, accesible de por sí a toda criatura racional, indica las normas primeras y esenciales que regulan la vida moral», comenzó recordando el Santo Padre al afrontar este argumento específico.

«Basándose en esta ley --añadió--, se puede construir una plataforma de valores compartidos, sobre los que se puede desarrollar un diálogo constructivo con todos los hombres y mujeres de buena voluntad y, más en general, con la sociedad secular».

«Como consecuencia de la crisis de la metafísica, en muchos ambientes ya no se reconoce el que haya una verdad grabada en el corazón de todo ser humano», reconoció.

La falta de reconocimiento de la ley natural lleva a dos serios problemas, constató. Por una parte, «la difusión entre los creyentes de una moral de carácter fideísta»

Por otra parte, indicó, «falta una referencia objetiva para las legislaciones que a menudo se basan solamente en el consenso social, haciendo cada vez más difícil el que se pueda llegar a un fundamento ético común a toda la humanidad».

Para redescubrir «la idea de la ley moral natural», confesó, este Papa ha escrito dos encíclicas, la «Veritatis splendor» (6 de agosto de 1993) y la «Fides et ratio» (14 de septiembre 1998).

«Por desgracia, no parece que estas enseñanzas hayan sido recibidas hasta ahora en la medida deseada y este problema complejo debe ser profundizado ulteriormente». reconoció.

Por este motivo pidió a la Congregación para la Doctrina de la Fe «promover oportunas iniciativas con el objetivo de contribuir a la renovación constructiva de la doctrina sobre la ley moral natural».

En esta labor, sugirió, deben buscarse «convergencias con representantes de las diferentes confesiones, religiones y culturas».