CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 11 marzo 2004 (ZENIT.org).- Juan Pablo II ha ilustrado en una carta las tareas que tendrá a partir de ahora el arzobispo al que hace un año nombró como delegado de la Santa Sede para el Santuario italiano de san Pío de Pietrelcina en San Giovanni Rotondo.
El centro de peregrinación, que recibe a unos ocho millones de personas, se ha convertido en uno de los santuarios más importantes del mundo (con más peregrinos que Lourdes o Fátima).
Con la misiva dirigida a monseñor Domenico Umberto D’Ambrosio, arzobispo de la diócesis de Manfredonia-Vieste-San Giovanni Rotondo, el Papa establece que el delegado pontificio es también presidente de la Fundación «Casa de Alivio del Sufrimiento – Obra del Padre Pío de Pietrelcina», gran centro asistencial y hospitalario creado por el fraile de los estigmas (1887-1968).
Asimismo, monseñor D’Ambrosio, por disposición de la carta, será director general de la Asociación Internacional de los Grupos de Oración del Padre Pío, unos 3.000 en todo el mundo.
«A usted le corresponderá, por tanto, orientar el apostolado de estos grupos, dando directivas idóneas a sus asistentes espirituales, ya sea que se trate de sacerdotes religiosos o diocesanos», indica Juan Pablo II.
«Por lo que se refiere a las iniciativas que superan las fronteras de la archidiócesis, se pondrá obviamente en contacto con los ordinarios [en general obispos, ndr.] de los lugares interesados, acordando con ellos las actividades que se deben desarrollar en las respectivas Iglesias particulares», indica el texto.
Por lo que se refiere a la vida del Santuario de San Giovanni Rotondo, el Papa señala algunas de las funciones que tendrá que desempeñar el prelado y que corresponden, de hecho, a las tareas propias de un obispo en cualquier diócesis o santuario.
La primera tarea es la de «custodiar y desarrollar la herencia espiritual del Padre Pío».
La segunda tarea es la de ejercer su autoridad en lo que se refiere al «ejercicio del culto divino», y «la atención de las almas»: «la predicación al pueblo; la educación religiosa y moral de los fieles, en especial de los niños», etc.
El obispo deberá, en tercer lugar, «favorecer las obras de apostolado, con particular atención a las que están ligadas a la figura del padre Pío, coordinando de manera adecuada su funcionamiento regular», según establece el Código de Derecho Canónico.
«La atención pastoral de los peregrinos que llegan a San Giovanni Rotondo» también corresponde al delegado pontificio, «sirviéndose de la contribución de la comunidad capuchina», quienes deben depender del arzobispo en su labor apostólica.
El Santo Padre concluye alabando la gran labor que realizar la comunidad capuchina de San Giovanni Rotondo y pidiendo su «fecunda colaboración» con el arzobispo.
Se puede leer la carta del Papa en italiano en la página web de la Santa Sede.