ROMA, martes, 23 marzo 2004 (ZENIT.org).- El testimonio de los católicos asesinados en Argelia por el terrorismo fundamentalista islámico será evocado este miércoles en Roma, al celebrarse la Jornada de los Misioneros Mártires.
El recuerdo de los diecinueve religiosos asesinados en ese país entre los años 1994 y 1996 será expuesto por el arzobispo de Argel, monseñor Henri Tessier, quien presidirá una eucaristía en la basílica de los Santos Apóstoles.
La Jornada es promovida por el Movimiento Juvenil Misionero de las Pontificias Obras Misioneras, en el día del asesinato e monseñor Oscar A. Romero, arzobispo de San Salvador (1980).
Al día siguiente, jueves, el arzobispo Tessier presentará también en la basílica de los Santos Apóstoles el libro en italiano «Cristianos en Argelia: la Iglesia de la debilidad» (Editorial Emi, 192 páginas).
El prelado, en la introducción, el prelado constata que lo que diferencia a los mártires de Argelia del resto de los mártires del siglo XX es que «no dieron la vida para no renegar la fe, ni para defender a una comunidad cristiana, sino por fidelidad al pueblo musulmán».
Entre los mártires católicos de Argelia, destacan los siete monjes trapenses de Nuestra Señora del Atlas, en Thibirine, cuyos cadáveres aparecieron el 21 de mayo de 1996. Habían sido secuestrados dos meses antes por un grupo terrorista islámico.
El 1 de agosto de ese mismo año fue asesinado monseñor Pierre Claverie, obispo de Orán.
«Los 19 religiosos y religiosas martirizados en Argelia no se habían quedado en Argelia para apoyar a una comunidad cristiana. La mayor parte de los cristianos, de hecho, había tenido que abandonar el país, al radicalizarse paulatinamente el fundamentalismo argelino», constata Tessier.
«Nuestros mártires forman parte del pequeño grupo de religiosos y religiosos que se quedó en Argelia por fidelidad a un pueblo musulmán. Cada quien había reafirmado su propia vocación, en respuesta al llamamiento que la Iglesia en Argelia les había hecho de acercarse a los hermanos y hermanos musulmanes», afirma.
«Estos hermanos creyeron en la palabra de la Iglesia que les había mandado a buscar hermanos y hermanos a los que amar entre los fieles del Islam», concluye el prelado.