CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 30 abril 2004 (ZENIT.org).- Juan Pablo II recurrirá en el mes de mayo, tradicionalmente mariano en la Iglesia universal, a la intercesión de la Virgen María para que la Eucaristía sea el centro de la actividad misionera.
Así lo enuncia la intención misionera de oración que propone para el próximo mes, cuyo enunciado dice: «Para que, a través de la materna intercesión de María Santísima, los católicos consideren la Eucaristía como corazón y alma de la actividad misionera»
Y es que «Eucaristía» y «misión» forman un «binomio inseparable», según subraya Juan Pablo II en su Mensaje para la Mensaje para la 78ª Jornada Mundial Misionera 2004, difundido el jueves pasado por la Santa Sede.
En el texto, el Papa hizo hincapié en que para que la Iglesia lleve a cabo su mandato misionero necesita una relación constante con la Eucaristía.
Recalcó que «a la reflexión sobre los lazos que existen entre el misterio eucarístico y el misterio de la Iglesia, se une este año una elocuente referencia a la Virgen Santa, gracias a la celebración del 150 aniversario de la definición de la Inmaculada Concepción (1854-2004)».
«Contando con la intercesión de la Virgen –explicó–, la Iglesia ofrece a Cristo, pan de la salvación, a todas las gentes, para que le reconozcan y le acojan como único salvador».
María, «primer tabernáculo de la historia», fue «»redimida» de modo eminente en previsión de los méritos de su Hijo» –añadió el Papa–. “Mirándola a ella conocemos la fuerza trasformadora que tiene la Eucaristía. En ella vemos el mundo renovado por el amor”»,
El Apostolado de la Oración se encarga de comunicar las intenciones que el Papa asume todos los meses.