Al promover actitudes de respeto de los derechos de los inmigrantes, y orientar a obispos, sacerdotes, religiosos y laicos para superar miedos injustificados, la instrucción ratifica el acuerdo al que han llegado las Conferencias Episcopales de México y Estados Unidos, en una carta enviada al presidente George W. Bush en la que los prelados de ambos países abogan por un trato no discriminatorio a los trabajadores ilegales mexicanos, documento del cual Zenit dio cuenta el mes de abril pasado.
En estos momentos, en el plano político, se está llevando a cabo una más de las reuniones parlamentarias binacionales, en la cual México ha querido poner en la mesa de las negociaciones el tema migratorio, sin embargo, la delegación estadounidense rechazó de entrada negociar «en esta ocasión» las posturas de México.
El problema es enorme: la frontera entre México y Estados Unidos presenta un millón de cruces diarios; hay 23 millones de mexicanos en Estados Unidos, de los cuales ocho y medio millones son nacidos en México y de ellos, cuatro millones son indocumentados.
La Iglesia católica está convirtiéndose en uno de los principales lugares de acogida de los migrantes, como lo atestigua la casa San Juan Diego de Houston o el centro San Juan Diego de Denver o la asociación Tepeyac, de Nueva York.
Por eso, el documento vaticano ha sido acogido con interés por la comunidad católica de ambos países, sobre todo por el fenómeno cada vez más presente del abandono de los jóvenes de la fe católica: dos terceras partes de los mexicanos que viven como indocumentados en Estados Unidos tienen entre 14 y 22 años.
Uno de los temas de caridad con los migrantes tiene que ver con la defensa de la integridad de las remesas que envían los migrantes a su país. Así lo han visto los obispos y han pedido a las autoridades de México y Estados Unidos que se les proteja a ellos y a sus familias, pues cada año los mexicanos en Estados Unidos transfieren a México 14 mil millones de dólares y las comisiones que cobran las compañías de envío de remesas llega hasta a 18 por ciento.
Datos del gobierno mexicano indican que sólo 93 de los 2 mil 443 municipios del país no registran migración hacia Estados Unidos. De acuerdo con la misma fuente, el número anual de migrantes de México al país del norte pasó de 370 mil en 1995 a 420 mil en 2003.
Para este año, por el endurecimiento fronterizo y los problemas del terrorismo en Estados Unidos, el número podría descender a niveles de 1995, sin embargo, el número de muertos por el intento de cruzar a «la tierra de la gran promesa» podría elevarse a 500 personas.