Al encontrarse este sábado con los obispos de San Antonio y Oklahoma City, que concluían su quinquenal visita al Papa y a la Curia romana, el pontífice les invitó a «promover la santificación personal y común» a través de estos tradicionales medios propuestos por la Iglesia.
«Durante siglos, el Santo Rosario, el Vía Crucis, la oración antes y después de las comidas, y otras prácticas de devoción han ayudado a crear una escuela de oración en familias y parroquias, convirtiéndose en ricos y bellos suplementos para la vida sacramental de los católicos», constató el Santo Padre.
«Una renovación de estas devociones no sólo ayudará a los fieles de vuestro país a crecer en santidad personal, sino que se convertirá también en fuente de fuerza y santificación para la Iglesia católica en Estados Unidos», dijo Juan Pablo II a los prelados estadounidenses.