MÉXICO, lunes, 5 julio 2004 (ZENIT.org).- La cancelación del que hubiese sido el sexto viaje del Papa Juan Pablo ll a México ha sido recibida en este país con muestra de profunda comprensión.
El anuncio, hecho público el sábado pasado, suscitó tristeza en el primer país que visitó este pontífice hace 25 años y que se ha caracterizado por su cercanía a él.
La cabeza del Congreso Eucarístico Internacional, por parte del Episcopado Mexicano, el cardenal Juan Sandoval Íñiguez, indicó que la presencia de el «número uno», es decir Cristo, va a ser fundamental, aunque el «número dos», su vicario, no esté físicamente en Guadalajara.
El embajador de México ante la Santa Sede, Javier Moctezuma Barragán, quien fue el que oficializó la invitación por parte del gobierno mexicano, dijo comprender muy bien que, por motivos de salud, el Santo Padre decidiera no ir a México.
Por su parte, el obispo de Querétaro, Mario de Gasperín, obispo de Querétaro, señaló a Zenit que la presencia vía satélite del Papa podría significar una mayor atención de los medios de comunicación locales, así como de la feligresía mexicana a los contenidos del Congreso, a la presencia de la Eucaristía como luz y vida del nuevo milenio, que a la algarabía popular que la presencia del Santo Padre genera cada vez que ha venido al país azteca.
«Además –dijo monseñor de Gasperín–, ahí está la última encíclica del Papa sobre la Eucaristía, la declaración del Año de la Eucaristía a partir de octubre próximo y el Sínodo de 2005. Estos acontecimientos representan la parte medular del pensamiento de Juan Pablo ll sobre la Eucaristía».
En otro ámbito, en Roma, el postulador de las causas de los santos mexicanos, Oscar Sánchez-Barba, dijo al periódico «Reforma»: «No creo que los fieles mexicanos estén decepcionados. Viendo la salud del Santo Padre, es comprensible. México lo entiende y lo quiere muchísimo. Tampoco queremos verlo crucificado en Guadalajara».
Hay que recordar que el vuelo directo de Roma a Guadalajara podría durar 14 horas, y la diferencia horaria entre Italia y México es de 7 horas, por lo que el viaje podría resultar en extremo agotador para el Pontífice.
Por lo que respecta a la beatificación de 14 mexicanos –13 de ellos mártires de la Guerra Cristera– podría definirse en fecha próxima. Lo que es un hecho es que será en Roma.