«La ciudad de Lourdes está feliz de acoger a Su Santidad Juan Pablo II», anuncian grandes carteles.
Desde el anuncio del viaje, en primavera, todos los organizadores se movilizaron inmediatamente: la Conferencia Episcopal de Francia, los Santuarios de Nuestra Señora de Lourdes, la asociación «Notre Dame de Salut», la Congregación de los Agustinos de la Asunción (asuncionistas), la diócesis de Tarbes y Lourdes, así como las autoridades regionales.
«Todo está prácticamente listo. La preparación de las liturgias, y de otras celebraciones siguen con serenidad, la organización material va por buen camino, afirma monseñor Jacques Perrier, obispo de Tarbes y Lourdes.
El 9 de julio, el prefecto del departamento de los Altos Pirineos, Michel Bilaud, declaraba en una rueda de prensa: «La ambición compartida por todos los servicios del Estado es la de facilitar la estancia y garantizar la seguridad de los turistas y peregrinos que irán a Lourdes con motivo de la visita del Papa».
Para monseñor Perrier, su mensaje era claro: «El señor prefecto no puede decir: "Venid a Lourdes", no es su papel. Pero dice: "Podéis ir a Lourdes..."».
Generalmente, la peregrinación nacional de Francia, organizada a mediados de agosto, reúne todos los años entre 7.000 y 8000 peregrinos, en los primeros días, hasta llegar a los 30.000 ó 40.000 el 15 de agosto, fiesta de la Asunción de María.
Esta iniciativa es organizada por los padres asuncionistas desde 1873. En esta ocasión, antes del anuncio de la llegada del Papa, debía presidir la celebración el cardenal Philippe Barbarin, arzobispo de Lyón, primado de las Galias.
Al recibir la noticia, «reaccionamos inmediatamente», explica Ghislain Lafont, presidente de la asociación Notre Dame de Salut, organizadora de la peregrinación en el surco de la espiritualidad de los padres asuncionistas.
«La visita del Papa nos ofrece una maravillosa oportunidad. Movilizamos a los equipos de hospitalidad de Notre Dame de Salut y a los comités diocesanos. Multiplicamos los mensajes para suscitar y acoger nuevos peregrinos, y hemos organizado transportes suplementarios desde París, Rennes, Nantes, Burdeos, Lyón y Marsella», añade.
«Hemos adaptado con mucho gusto nuestro programa --añade el padre Noël Le Bousse, asuncionista, director de la Peregrinación nacional--. De acuerdo con los responsables de la diócesis y del santuario, se nos ha encargado, en concreto, la animación de los momentos de espera entre las ceremonias y las celebraciones».
«Queremos que estos "momentos muertos" sean "momentos fuertes". Momentos de alegría, de gozo interior. Con imágenes de Lourdes y su mensaje, películas, música (participará el pianista Dominque Fauchard), cantos (Béatrice Gobin), testimonios, difundidos por nueve grandes pantallas».
Las autoridades públicas y los responsables religiosos prevén 300.000 peregrinos en Lourdes el 15 de agosto, una muchedumbre que probablemente batirá los records de Lourdes.
Numerosos obispos en Francia ha alentado a sus fieles a acompañar al Papa en su peregrinación. Monseñor Perrier se muestra confiado: «Durante todo su ministerio de Papa, Juan Pablo II ha reunido a gente... Permitámosle que sea para nosotros, en Lourdes, un signo de unión».
La ciudad y sus comerciantes también quieren estar a la altura de las circunstancias, indica Louis-François Guinguené, presidente de la Unión de Comerciantes de Souvenirs de Lourdes (UCSL), quien informa que ya han recibido los adornos especiales que han previsto para la ocasión.
«Venida a Lourdes todos los que podáis», insiste monseñor Perrier, quien asegura que todo el mundo será bien acogido.
«Ahora todo está tranquilo --reconoce--. Sin duda se animará un poco en los últimos días, pero es normal. Los peregrinos pueden venir. Les esperamos».
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Jul 26, 2004 00:00
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