PARÍS, miércoles, 22 septiembre 2004 (ZENIT.org).- El cardenal Roger Etchegaray, presidente emérito del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz, recibió este martes el Premio a la Paz que entrega la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura).
Junto al purpurado vasco-francés, fue galardonado en la sede de esa institución Mustafá Ceric, gran muftí de Bosnia-Herzegovina.
Al anunciar la elección, Henry Kissinger, quien forma parte del jurado, ha afirmado: «Se han escogido a estas dos personalidades religiosas como reconocimiento de su acción a favor del diálogo entre las religiones, de la tolerancia, y de la paz. El jurado considera que la reconciliación entre las perspectivas religiosas será uno de los grandes desafíos de nuestros tiempos».
«La reconciliación entre musulmanes y cristianos es fundamental si se quiere evitar un baño de sangre. Hemos pensado en la importancia de esta reconciliación religiosa para la humanidad en su conjunto», añade el Premio Nobel de la Paz, según señala un comunicado de prensa.
El secretario ejecutivo del Premio, Alioune Traore, explicó que el jurado ha querido «dar una señal fuerte a la comunidad internacional de diálogo interreligioso, fundamento esencial de la paz y de la comprensión entre los pueblos y las naciones».
El cardenal Etchegeray fue nombrado presidente del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz por Juan Pablo II en 1984, cuando era arzobispo de Marsella. En estos veinte años fue conocido por las misiones de reconciliación en nombre del Papa que ha realizado en Irak, Irán, Mozambique, Angola, Etiopía, Sudán, Cuba, entre otros países.
«Me siento muy pequeño», afirmó el cardenal Etchegaray en declaraciones a «Radio Vaticano» al recibir el Premio, «como he podido constatar por las misiones que el Santo Padre me ha confiado en numerosos puntos calientes del planeta».
Al final, «nos encontramos ante el misterio del hombre. De hecho, después de haber hecho todo lo que nos parece posible a favor de la paz, nos encontramos ante el imponderable secreto de la conciencia. Ni siquiera Dios puede hacer nada ante la conciencia del hombre, que es libre».
«En definitiva, la conciencia tiene la última palabra. Es más fuerte que todas las ideologías, que todas las estrategias e incluso que todas las religiones», añadió.
Nacido en 1952 en Veliko Cajno, en Bosnia Herzegovina, Mustafa Ceric estudió en Sarajevo y en la Universidad Al-Azhar, en El Cairo. Tras haber vivido algún tiempo en Estados Unidos, en 1987 fue nombrado gran imán de Zagreb, capital de Croacia.
Su mezquita se convirtió en un importante centro cultural y espiritual. Gran muftí de Bosnia-Herzegovina desde 1993, es miembro del Consejo Europeo de Responsables Religiosos, instituido en 2002, una rama de la Conferencia Mundial de las Religiones por la Paz.
El premio a la paz de la UNESCO lleva el nombre del primer presidente de Costa de Marfil, Felix Houphouet-Boigny. Está dotado con 122.000 euros, con un diploma de la paz y una medalla conmemorativa.