KEVELAER, martes, 28 septiembre 2004 (ZENIT.org).- Directores de peregrinaciones y rectores de santuarios en Europa han constatado que, ante el aumento del turismo y la internacionalización de los residentes en los lugares meta de peregrinaciones, se necesita una pastoral capaz de comunicar la fe a personas de procedencia cultural y religiosa muy diferente.
Igualmente, el creciente interés de los jóvenes a ponerse en camino hacia los lugares santos y las peculiaridades de grupos étnicos específicos abren nuevos ámbitos de compromiso en el plan pastoral y de acogida.
Estas perspectivas de futuro se han planteado en el santuario de Kevelaer, en la diócesis alemana de Maguncia, donde el jueves pasado concluyó el IV Congreso Europeo de directores de peregrinaciones y rectores de santuarios dedicado al «Ecumenismo de la santidad – La peregrinación al inicio del tercer milenio».
Organizado por el Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes, el encuentro ha reunido a representantes católicos de 21 naciones europeas con delegados de la Iglesia ortodoxa, evangélica y luterana (Cf. Zenit, 20 de septiembre de 2004).
Un mensaje de Juan Pablo II, en el que expresaba su deseo de un «renovado compromiso de santidad y fructífero camino hacia la plena unida de los cristianos» abrió el congreso, que ha sido una oportunidad para confrontar y profundizar en aspectos bíblicos, teológicos, pastorales y ecuménicos del camino hacia los lugares santos.
En su intervención, el obispo Brian Farrell LC, secretario del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, subrayó la potencialidad ecuménica de las peregrinaciones para encontrarse y aprender unos de otros la historia, la piedad, la vida litúrgica y la disciplina eclesiástica.
De acuerdo con el prelado, «las peregrinaciones pueden realizarse en los “lugares santos” y ser ocasión de oración especialmente para la unidad», cita «Avvenire».
Además, la peregrinación puede nutrirse de la larga experiencia en diferentes realidades eclesiales del continente, como subrayó el padre René Beaupère, que presentó la actividad llevada a cabo en 50 años de peregrinaciones ecuménicas como director del Centro «Saint-Irenée».
En este sentido intervino también monseñor Georg Müller, obispo de la diócesis noruega de Trondheim, cuya catedral es meta de peregrinos luteranos y católicos a la tumba de San Olaf Haraldson. Desde 1950 la veneración del santo es celebrada por las dos Iglesias en común.
Recordando la peregrinación europea a Santiago de Compostela (España) del pasado abril, monseñor Nöel Treanor –secretario general de la Comisión de las Conferencias Episcopales de Europa– subrayó por su parte como «la presencia de tantos fieles, de obispos y de representantes de otras Iglesias cristianas había testimoniado la petición de unidad».
Al termino de los trabajos en Kevelaer, el arzobispo Agostino Marchetto, secretario del dicasterio organizador, expresó su satisfacción «por el provechoso diálogo» vivido en el Congreso y manifestó el deseo de la organización de un encuentro similar a nivel mundial.