SANTIAGO DE COMPOSTELA, domingo , 12 septiembre 2004 (ZENIT.org).- «El celibato sacerdotal no es una característica exclusiva del sacerdote de rito católico, y mucho menos de una imposición de la Iglesia, sino como un don recibido para edificación de la comunidad». Así expresó en declaraciones a Veritas el sacerdote y experto italiano Amedeo Cencini la cuestión del celibato, a la que aludió en el Encuentro de rectores y formadores de seminarios de España que se celebró esta semana en Santiago de Compostela.

Cencini, profesor en la Universidad Salesiana y de la Gregoriana de Roma, y consultor de la Congregación para la Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, explicó una entrevista que la Iglesia «no impone a nadie el celibato, simplemente elige a los sacerdotes entre aquellos que han recibido este carisma».

«Lo más importante es que el célibe haga suyas estas motivaciones y viva su celibato como una elección de amor, con corazón agradecido y sin egoísmos y con una actitud profundamente espiritual. Si el sacerdote no es profundamente espiritual, es un célibe pobre», añadió.

Para Cencini, «los escándalos recientes de ciertas iglesias no deben llevar al engaño, porque no existe ninguna prueba científica que demuestre que en el ámbito del celibato eclesiástico este tipo de problemas (homosexualidad y, mucho menos, pedofilia) sea más frecuente que en otros ámbitos».

Por el contrario, consideró, «el testimonio de un sacerdote célibe, convencido y contento de su celibato, es hoy particularmente necesario».

Según el experto, cada sacerdote «debe interrogarse continuamente si su celibato consigue dar testimonio de la nostalgia de Dios, si es capaz de dar a entender que amar a Dios no es una ley, ni fatiga, o renuncia, o violencia a la naturaleza, que es bueno porque te abre el corazón y te abre de par en par hacia los otros».

Cencini aludió también a los últimos escándalos sexuales surgidos en algunas diócesis. Por lo que se refiere a quien presentase tendencias pedófilas, el sacerdote afirma: «la pedofília, como es sabido, es reincidente, y por esto, nadie con estas tendencias puede ser admitido».