NUEVA YORK, miércoles, 20 octubre 2004 (ZENIT.org).- La Santa Sede ha lanzado un apremiante llamamiento en la asamblea general de la ONU para pedir ayuda, en particular a los países ricos, a favor de África, continente flagelado por guerras y enfermedades.
El arzobispo Celestino Migliore, observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, intervino este martes en la sesión plenaria de la Asamblea general dedicada al análisis de los progresos y la ayuda internacional a la Nueva Alianza para el Desarrollo de África (NEPAD) y a la iniciativa de acabar con la malaria en la próxima década en los países en desarrollo.
El embajador del Papa ante la ONU recordó el «deber de la comunidad internacional, sobre todo de los países mas poderosos, de reajustar los desequilibrios económicos que penalizan África».
El prelado lamentó por este motivo que el «reciente Consejo de Directores del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, así como la reunión de los ministros de Finanzas del G7 que lo precedió, no consiguieran llegar a un acuerdo sobre la condonación total de la deuda de los 27 países más pobres».
Al menos, reconoció, «se puede decir que por primera vez en la historia se ha alcanzado el consenso sobre la necesidad de eliminar una deuda como esa».
Ahora bien, el representante de la Iglesia ofreció como criterio promover el desarrollo de África teniendo como protagonistas a los africanos.
«La gestión solidaria de los asuntos de África por parte de los africanos permitirá avances importantes a la hora de satisfacer las necesidades fundamentales: agua potable, alimentos, viviendas, sanidad y reducción de la difusión de la malaria y el sida», recordó a la comunidad internacional.