El Vaticano pide ante la ONU que se impulse la investigación en células madre adultas

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Es prometedora y no presenta inconvenientes éticos, recuerda

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NUEVA YORK, viernes, 22 octubre 2004 (ZENIT.org).- La Santa Sede ha advertido a la ONU del peligro de que la verdaderamente prometedora investigación en células estaminales (o células madre) adultas se obstaculice por desviar la atención a la clonación de seres humanos como fuente de células estaminales embrionales.

La voz de alarma la lanzó el arzobispo Celestino Migliore, observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, al intervenir el jueves ante el 6º Comité de la Asamblea General sobre el tema de la «Convención Internacional contra la clonación reproductiva de seres humanos».

Pese a este título, desde que se planteó la cuestión el propósito ha sido hallar «un marco jurídico que permitiera y acelerara el avance de la ciencia médica en la obtención y utilización de células estaminales, e identificar y prohibir las prácticas que fueran irrespetuosas con la dignidad humana», recordó el prelado.

«Hay dos fuentes potenciales de células estaminales para la investigación humana»: «las células estaminales “adultas”» –«derivadas de sangre del cordón umbilical, de la medula ósea y otros tejidos»– y las «células estaminales “embrionales”, que son obtenidas de la desagregación de embriones humanos», explica un documento de la Santa Sede –del 27 de septiembre– sobre clonación humana preparado con vistas al debate del 6º Comité.

Monseñor Migliore recordó que «desde un punto de vista puramente científico, el progreso terapéutico ya logrado con las llamadas células estaminales adultas» es «muy prometedor».

Y es que «la inesperada plasticidad de las células estaminales adultas ha hecho posible utilizar con éxito este tipo de célula indiferenciada y auto-regeneradora en el tratamiento de diversos tejidos y órganos humanos, en particular de corazones dañados después de infartos», explica el documento informativo de la Santa Sede.

Además «es universalmente aceptado –recalca– que el uso de células estaminales adultas no comporta ningún problema ético», y la Santa Sede «aplaude y alienta» tal investigación, que «es plenamente compatible con el respeto de la dignidad de los seres humanos».

«Los múltiples éxitos terapéuticos gracias a la utilización de las células estaminales adultas que se han demostrado, y la promesa que éstas constituyen para otras enfermedades, así como para desórdenes neurodegenerativos o diabetes, son prueba de que esta fructífera vía de investigación es una cuestión urgente», puntualiza.

«Al contrario –revela el documento–, la investigación que utiliza las células estaminales embrionales ha sido obstaculizada por importantes dificultades técnicas», los experimentos conducidos en estas células no han tenido éxito –tampoco en animales–, incluso podrían producir cáncer.

«Aparte de los problemas técnicos, el hecho de tener que extraer estas células de embriones humanos vivos plantea cuestiones éticas de máxima relevancia», advierte.

«La Santa Sede –se lee en el documento— se opone a la clonación de los embriones humanos orientada a su destrucción para obtener de ellos células estaminales, incluso por un noble propósito, porque es incompatible con el fundamento y el motivo de la investigación biomédica humana, esto es, el respeto por la dignidad de los seres humanos». Y este proceso además «hace de una vida humana nada más que un instrumento de otra», añade el arzobispo Migliore.

De ahí que el prelado dijera ante la ONU que «si la investigación en células estaminales adultas ya ha demostrado condiciones de éxito y no plantea cuestiones éticas, es razonable que se prosiga con ella antes de que la ciencia se embarque en la clonación de embriones como fuente de células estaminales, algo que sigue siendo problemático tanto científica como éticamente».

«¿Significa que nos oponemos al progreso científico? Más bien diríamos que la elección no es entre ciencia y ética, sino entre ciencia que es éticamente responsable y ciencia que no lo es», recalcó.

«El peligro –alertó el arzobispo Celestino Migliore– es que este progreso hacia los tratamientos se detenga o reduzca su marcha por desviar la atención y los recursos hacia la clonación de seres humanos como una fuente potencial de células estaminales».

También subrayó que «la distinción que a veces se quiere trazar entre clonación reproductiva y la terapéutica es engañosa», pues «ambas implican el mismo proceso técnico de clonación y difieren sólo en el objetivo». Igualmente «las dos formas de clonación implican falta de respeto por la dignidad del ser humano».

«Además, dado el hecho de que los embriones clonados serían indistinguibles de embriones creados por fertilización in vitro y podrían fácilmente ser implantados en úteros y llevados al nacimiento, creemos que sería prácticamente imposible imponer un instrumento que permitiera un tipo de clonación y prohibiera el otro», reconoció el observador de la Santa Sede ante la ONU.

Puesto que la cuestión de la clonación de embriones humanos no conoce fronteras, afecta «a la naturaleza y existencia de la vida humana en sí misma» y «es de interés vital para la raza humana en el presente y en el futuro», para el arzobispo Migliore la ONU, como «cuerpo supranacional», tiene el alcance adecuado para abarcar la amplitud de esta materia.

Igualmente «el tema de la clonación de embriones humanos se puede afrontar mejor con instrumentos jurídicos, ya que el papel de la ley», «basada en la justa razón» –el mismo fundamento del documento informativo de la Santa Sede, según explica el prelado–, «es esencial para la promoción y protección de la vida humana».

Por todo ello, «la Santa Sede está convencida del acierto de un instrumento jurídico internacional que de forma exhaustiva prohíba la clonación de embriones humanos», concluyó monseñor Migliore.

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ZENIT Staff

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